Costumbres extrañas

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Cada cultura, cada tiempo histórico y casi que cada nación o región del mundo tiene costumbres normales para ellas, pero curiosas, reprochables y hasta peligros a los ojos ajenos. En ocasiones las conocemos a través de los medios de comunicación, otras veces de oídas o cuando llegamos a esos territorios.

Los aztecas practicaban sacrificios humanos como ofrenda ritual a sus dioses, lo que hoy nos parecería repudiable. Para ellos, en ese momento, se conmemoraba el mito de la creación y se reestablecía el ordenamiento cósmico. ¿Cree usted que no existen actualmente? Siguen siendo una escalofriante realidad en Uganda; aun cuando se atribuyen a las creencias culturales, no parecen guardar relación con ellas. Pero tampoco se investiga a los hechiceros que la practican; es tanta su influencia en el alto gobierno que nadie los toca. En el Brasil, la tribu Yanomami honra a sus muertos comiendo las cenizas de los cadáveres incinerados; creen que ello salvará el alma del difunto y todos los familiares participan de ese extraño ritual.

Los pies femeninos han tenido mucha importancia social en China; afortunadamente se ha ido perdiendo esa aterradora y cruel costumbre de vendar los pies de las niñas, que terminaba por deformar sus pies, conocidos como “pies de loto”. Se decía que los pies pequeños eran la vía a un buen matrimonio y mejor forma de vida, pues se les consideraban atractivos. Sin embargo, Laurel Bossen, coautora del libro “Pies vendados, manos jóvenes” afirma que había una razón económica y, si se quiere, de supervivencia: asegurarse que las niñas permanecieran sentadas para realizar labores manuales fabricando hilados, telas, esteras, zapatos y redes de pesca, necesarias para obtener ingresos. Y, de paso, tener mejores probabilidades de casarse. La fabricación e importación de telas y otras manufacturas fue terminando esta situación que aún persiste en zonas muy alejadas.

 Kawasaki, en Japón, celebra anualmente un rito sintoísta en honor a la fertilidad: kanamara matsuri. El primer domingo de abril se venera al pene, que estará omnipresente en distintas formas y presentaciones, incluso en un mikoshi, una capilla sintoísta portátil, en respetuosas procesiones. Por cierto, en Corea del Sur está en parque Haesindang en Samcheok, que rinde culto a la fertilidad mediante estructuras fálicas; se dice que es un atractivo turístico del país. Existe allí toda clase de objetos relacionados con el miembro viril masculino: estatuas, bustos, monumentos y demás, de todos los tamaños, formas y colores.

En muchas partes de Alemania, la soltería a los 25 años puede acarrear que los amigos del célibe cuelguen calcetines del techo de la vivienda y luego lo “obligan” a beber cerveza. Finlandia celebra el campeonato de llevar la esposa a cuestas (en finés eukonkanto, akankanto, y en estonio naisekandmine); una de las maneras reglamentarias es con las piernas de la cónyuge abrazando el cuello del marido, ella con los pies de por delante y boca abajo, agarrando al marido. Existen otras modalidades: en caballito o al estilo bombero: sobre el hombro. La pista tiene 253,5 metros con distintos obstáculos, puede cargarse a la propia esposa, la de un vecino o cualquier otra mujer que no sea del pueblo, mayor de 17 años y mínimo 49 kilos.

Existe en la India una peligrosa costumbre: lanzar a los recién nacidos a los brazos de la madre desde una altura de 15 metros; creen que eso les traerá prosperidad y felicidad. Las mujeres jirafa (padaung) de Chiang Mai y Chiang Rai en Tailandia, de la tribu Kayan, se colocan aros en el cuello para alargarlo; esta apariencia es considerada bella y elegante. La misma costumbre existe en algunas tribus africanas. En Nejapa, El Salvador, desde 1922 se celebra la batalla del fuego cada 31 de agosto, conmemorando la batalla entre San Jerónimo y el diablo. No hay reglas, se hacen bolas de fuego y se las lanzan entre todos. Verdaderamente, el mundo está lleno de sorpresas.



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