Seguridad y Ciudad

Columnas de Opinión
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La seguridad es valor fundante, pilar primordial de la sociedad, base de la libertad y la igualdad que contribuye al desarrollo pleno y equitativo de los individuos, por lo que importa comprenderla como un factor de calidad y forma de vida relacionada con el entorno urbano, lo que obliga advertir el crimen en el contexto multidisciplinario de la geo-prevención, clave para la seguridad pública y que podemos definir como la prevención del crimen desde el diseño ambiental, estrategia que ha demostrado ser útil y efectiva para prevenir el delito, los sentimientos y las percepciones de inseguridad.

Se centra en disminuir las vulnerabilidades de la ciudad empleando parámetros básicos del control natural de accesos, la vigilancia natural, el refuerzo del territorio, el mantenimiento de los espacios públicos y la participación comunitaria.

Es claro que entre más rápido crece la ciudad, las autoridades, independientemente de su querer, tienden a perder el control, máxime cuando se ve agobiada por el crecimiento desmedido de la desigualdad socioeconómica y la impunidad, lo que tiende a generar violencia, que afecta en alto grado la calidad de vida de las personas de una manera determinante. 

Estas percepciones alteran y condicionan los hábitos de las personas en las ciudades. De manera general, depreciando su libertad, calidad de vida, impidiendo hábitos sociales, condicionando el desarrollo de sus actividades; individualmente, generando estrés, ansiedad, reducción de movilidad, rechazo de contactos sociales; además de contribuir a la modificación de los lazos afectivos que establecen los propios individuos con el territorio más próximo a ellos.

En la geo-prevención el individuo es parte de una cultura de prevención del delito y revalorización del entorno, al minimizar la comisión de actos violentos. Con una modificación eficaz del diseño urbano se puede controlar directamente el índice delictivo de las localidades y ponerla en relación directa con otras estrategias territoriales.

Conceptualmente, la seguridad es un valor jurídico, normativo o político, también social, que se asienta en la base del bien común de las sociedades para el desarrollo justo y equitativo de todos sus miembros. Seguridad Pública y Seguridad Ciudadana son conceptos diferentes que no debemos llegar a confundir. 

La seguridad pública, es aquella garantizada por los servicios dependientes de una concepción monopolística del Estado, que se concreta funcionalmente en aquellos tipos de servicios que prestan los diferentes cuerpos de policía, además de los tribunales de justicia, con la finalidad de mitigar los comportamientos violentos y las diferentes clases de delincuencia.

La seguridad ciudadana, alude a la búsqueda de seguridad contra la ocurrencia de hechos violentos o delictivos, pero a diferencia de la pública, participan en ella nuevos actores sociales. Desde la seguridad ciudadana se asume que otras instituciones locales y estatales, y sobre todo los propios beneficiarios, es decir los habitantes de las ciudades, las organizaciones vecinales y de barrio, y en definitiva la propia sociedad civil, contribuyan a su consecución, desempeñando un importante y destacado papel.

El énfasis en la seguridad ciudadana corresponde a los individuos, desbordando los marcos estatales y los diferentes agentes de control social. Cuando los individuos se incorporan como agentes activos a la coproducción de la seguridad en las ciudades, la cultura de la prevención y las instancias formales se potencian, llegando a constituir uno de los aspectos clave para el combate de la criminalidad y la violencia. 


Para reflexionar: “Una verdadera seguridad en un territorio se realiza por el bien de una comunidad y no por los intereses de pocos”.