Acudir a la resiliencia

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Resiliencia es sobreponerse a momentos críticos, volver a la normalidad, superar adversidades, seguir adelante, ser asertivos, convertir el dolor en una virtud. Hoy, se la considera como la clave capacidad natural del ser humano para salir airoso de la actual crisis, hacerle frente a la adversidad, reconstruirse y salir fortalecido. Parto de tales apuntamientos, en la verdad que las crisis que sobrevienen a la pandemia y su consecuente carga psicológica, tienen un grande impacto en los comportamientos individuales y sociales.

Hacerle frente a lo cual requiere un cambio en el comportamiento social a gran escala, en lo que necesario serán reaprendizajes individuales y colectivos, juega en esto papel preponderante la resiliencia, la mentalidad fija o de crecimiento y la adaptación al cambio para comprender y manejar la emergencia y sus impactos, ya que más allá del dolor y el sufrimiento causados, una adaptación positiva es posible, razón para acudir a esta fortaleza psicológica para encontrar la forma de cambiar de rumbo, sanar emocionalmente, continuar avanzando hacia nuestros objetivos, superar shock y dolor de situaciones de gran impacto emocional y social e ir tras nuevos sentidos de significado, propósito, nueva fuerza, confianza interna, mayor apreciación de los vínculos, relaciones y hacernos mayormente altruistas, compasivos; es donde el bienestar de los demás cobra más valor que por el propio éxito y status individual.

Colectivamente, surge un sentido común de propósito, y un espíritu de cooperación que conduce a un nivel más alto de integración, como si en lugar de existir como individuos aislados nos uniésemos en todo para estar más conscientes de que la supervivencia está articulada a la de los demás, lo que hace posible desarrollar estrategias comunitarias y colectivas de afrontamiento, en contraposición a la también verdad que las crisis pueden tener efecto contrario y conducir a un estrés intenso y sostenido en el tiempo en el que los lazos sociales desaparecen y nos volvemos más egoístas y por ende más individualistas.

Interesa y necesario es, desarrollar un espíritu colectivo potente para poder hacer frente a lo que deje la pandemia y enfrentar futuras amenazas, ya que aspecto destacado y excepcional de esta crisis es su dimensión global que nos obliga recordar que nuestra salud no es independiente de la de todos los habitantes de la comunicad de naciones; de ahí que el cuidado del ambiente sea fundamental para el bienestar colectivo, para garantizar la disponibilidad de recursos esenciales para la vida humana y evitar la aparición de enfermedades, desastres naturales y otros fenómenos climáticos, potenciales amenazas para la subsistencia.

El compromiso con la salud, la educación y el cuidado del ambiente debe transformarse en algo diario. El cambio cultural profundo debe reafirmarse permanentemente en los escenarios familiares, laborales, escolares, sociales, lo que requerirá de campañas psicoeducativas para aminorar el impacto de la crisis en la salud mental y comportamientos colectivos; en lo que ayuda una comunicación clara y efectiva sobre las mejores prácticas y herramientas para cuidarnos entre todos. La confianza en quienes transmiten las nuevas normas es clave para sentirnos protegidos y asegurar efectividad e impacto en las conductas.

Necesitamos transparencia, empatía sin mezquindades ni especulaciones, actuación colectiva, solidarizarnos. Las luchas internas desgastan, debiendo ser generosos, inteligentes, dejar de lado divisiones, tomar rumbos adecuados, dejar de lado esquemas mentales que refieren estar llamados al éxito o condenados al fracaso, debiendo unirnos para darle forma a un futuro incierto y hacerlo cierto, lo que dependerá de cómo superemos juntos esta situación como reto y desafío.


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