Los samarios todavía no nos hemos repuesto del trágico suceso en el que una indescifrable enfermera, quizás llevada por los celos enfermizos, tiró al piso varias veces sin compasión alguna a una pequeña bebé, hecho que generó con razón la indignación de millones de colombianos, cuando la semana pasada nos vimos compungidos y horrorizados con el caso de una joven en embarazo que fue llevada con engaños por otra mujer a un lote en Bonda y después de golpearla, le extrajo con sevicia su hijo.
Pero en el execrable hecho como tal se reflejan realidades de la Colombia real y no la virtual que nos venden siempre como los reinados, las noveluchas estilo Chepe Fortuna y la de Marbelle, o el nuevo concurso llamado dizque Yo me llamo en donde una diva llegada a menos que jamás fue exitosa cantante ni ha tenido figuración internacional, ridiculiza a los concursantes que aguantan todo eso por un minuto de fama y de dinero.
Pero volviendo al tema, expresé, que tan aberrante caso sucedido aquí en mi Santa Marta, refleja crudas realidades. Uno, la extrema pobreza de ambas mujeres. Dos, el engañar a la joven con afiliarla a un programa de asistencia social como es Familias en Acción. Una asistencia social que debe darse a personas como la señora en gestión dada su pobreza, pero que es manejado con tinte politiquero.
También vemos el caso de la salud, ideada durante el gobierno neoliberal e insensible de César Gaviria, en donde al paciente lo catalogan como mercado y no como enfermo. ¿Cómo es posible que las citas urgentes, las den tres o cuatro meses?, mientras los dueños se llenaban las arcas.
Sí, realidades palpables como la miseria, la falta de educación y la insensibilidad que rodea a nuestro país que durante los últimos 8 años de Uribe, vio reflejado en menor cuantía su capacidad adquisitiva.
Sólo pedimos que este caso no quede impune, que a la sindicada se le brinde todas las garantías y que tanto la bebé como su madre se recuperen satisfactoriamente de tan brutal y condenable ataque.