Vulnerabilidad al límite

Columnas de Opinión
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Ante la actual situación que nos demuestra cuán frágiles y vulnerables en verdad somos. Además de lo cual, se agrava en mucho, toda vez que soportamos en materia grave; inseguridad, intimidación, violencia generalizada, terrorismo, polarizaciones, amenazas crecientes, conmoción, vandalismo, odios, intolerancia, ansiedades amplificadas, miedo colectivo, circunstancias todas que nos obligan a estar alerta, astutos, instintivos, reflexivos, vigilantes, como condiciones de supervivencia, toda vez que somos, sin buscarlo ni desearlo, blancos vulnerables de primera condición.

Preocupan en alto grado las vulnerabilidades de los más pobres y de los más necesitados en todo el territorio colombiano, más cuando experimentamos que el miedo de la aniquilación corre raudo más allá de nosotros mismos, de todos y de todo. Son los nuestros un país y un planeta en peligro en el que somos sin duda blancos más que vulnerables, al estar plagados de amenazas a la democracia, violencia armada, terrorismo mundial y propio, cambio climático y demás otras vicisitudes que se agolpan en derredor nuestro, particularmente contra los más sensibles.

Todos los miedos parecieran reactivados, adicionados a una conciencia colectiva de nuestras muchas como terribles vulnerabilidades que se palpa en calles, parques, trabajo, escuelas, cafeterías, universidades, templos, plazas, iglesias, supermercados, teatros, restaurantes, sitios de recreación, centros comerciales, entre otros. Ningún nivel de desmanes nos lleva a la acción. La realidad nos presiona con niveles intensos cada vez más a lo que debemos oponer resistencia, más cuando no tenemos una democracia empoderada, hasta el punto que no tenemos asegurada, como constitucionalmente se consigna, vida, honra y bienes. No es el nuestro un mundo pacífico, quedando amarnos y hacer de ese sentimiento una fuerza potente y necesaria para sobrevivir.

Diré para terminar que la vulnerabilidad, aspecto preponderante del desarrollo actual, se me antoja por lo que vivimos, un rasgo social dominante entre nosotros. Mercado, economía, cambio sustancial en las relaciones económico-sociales, instituciones y valores, inseguridad y mucha desprotección de gran parte de personas de ingresos medios y bajos, marginalidad como fenómeno social distintivo y demás otras falencias, que imponen definirla, redefinirla, conceptuarla y concebirla de la mejor forma y manera desde la óptica social, en sus dimensiones y, principales desafíos para la política social e institucionalidad toda.


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