Ante la crisis, empoderamiento

Toda crisis invita a que reflexiones más, cuando involucra aspectos esenciales como la salud, la economía y lo social; como esta que estamos padeciendo generada por la pandemia del Covid19 (Coronavirus), lo que implica la necesidad de empoderarnos como ciudadanos con desafíos prácticos en contexto de comunidad, debido a ser sus integrantes potenciales propiciadores del desarrollo personal y colectivo.

Es aquí donde el empoderamiento juega un importante papel en las acciones que en tales circunstancias se impulsen, adelanten, promuevan, fomenten y faciliten, debiendo emplearse las estructuraciones que se necesiten para identificar autoconcepto, autoestima y autoeficacia, a fin de diseñar, establecer e implementar acciones de fortalecimiento en la población.

El empoderamiento, es ese proceso de aprendizaje y fortalecimiento de capacidades y de confianza, en el que las personas deciden tomar las riendas de su vida, responsabilizarse para transformar aquello que les perjudica o les crea malestar tanto individual, como colectivamente; el Banco Mundial nos dice que es una expansión de la libertad de elección y acción que implica que las personas adquieran control sobre los recursos activos, capacidades y las decisiones que afectan a la propia vida, que para posibilitarse debe, junto a las condiciones institucionales adecuadas, acceso a información, inclusión y participación, rendición de cuentas y capacidad local de organización.

Dicho así el empoderamiento es clave para la liberación y el desarrollo humano; indica interés potencial, visión positiva y constructiva en el ser, hacer y quehacer, lo mismo que complacencia, justificación, dimensiones estructurales, reconocer lo personal, interactivo, social, y la complementariedad del empoderamiento comunitario y organizativo-institucional para el desarrollo personal y social. Es explorar el poder como valor instrumental para la justicia social y el desarrollo, cuyo ejercicio implica responsabilidad. Empoderarnos es proponer la liberación redistribuyendo poder, asumiendo que se puede compartir, ya que postula la cooperación para alcanzar un desarrollo que implica el poder personal desde adentro que constituye a la persona; y el poder capacitador, desde afuera, que, desde la interacción y el entorno, aporta los suministros afectivos, psicosociales, sociopolíticos y económicos que nutren ese desarrollo humano.

Hoy en día ante la crisis que actualmente estamos atravesando podemos incorporar ese empoderamiento a una acción comunitaria donde podamos adoptar, y aportar formas y caminos diversos de conformidad con lo específico a tratar, sin que ello determine postergar las dimensiones objetivas y las influencias del contexto sociopolítico, a fin de entre todos salir triunfantes respecto de los problemas muchos que las crisis por si mismas generan y más cuando confluyen en ella diversos factores agravantes que potencian las dificultades.

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