Epidemias y famosos

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Gustav Klimt es reconocido por su exuberante pintura con oro ornamental, geometría y sensualidad. Su cuadro “Muerte y Vida” es alegórico y quizás premonitorio; la muerte con su macabra sonrisa observa a la vida, gente de todas las edades, amontonada, caótica, con ojos cerrados que parecen simbolizar el ineludible curso de la existencia de principio a fin, el negacionismo ante lo inevitable o… ¿acaso una pandemia, la guerra, un desastre natural? La anciana penitente al centro de la pintura sabe que el final de las personas dura toda la vida: la muerte está presente desde el nacimiento, pensaba el filósofo Simmel. Por aquellos tiempos Europa sufría la devastación de la Primera Guerra; los cadáveres se apilaban por doquier. Otro enemigo acechaba agazapado y atacaría con fiereza: la Gripe Española de 1918. Las bajas del conflicto suman unos 15 millones; la epidemia casi cuadruplicó ese número. Klimt fue una de las víctimas; por la misma causa Austria pierde también a Egon Schiele y Kolomon Moser. A la pandemia sobrevivieron los pintores Edvard Munch, noruego, y el venezolano Armando Reverón.

Hace año y medio Pepe Ameal, de 103 años entonces, recordaba la dantesca tragedia por la gripe española vivida en su natal Luarca, Asturias. Sus tíos, con quienes vivía, corrían las cortinas de las ventanas para no dejarle ver los cortejos fúnebres. Demasiados muertos y el hedor, insoportable. Muy lejos, Estados Unidos entra en pánico: apenaba la soledad de las calles. Nadie asistía a los enfermos, y los niños huérfanos morían de hambre; las gentes los evitaban. En todo el orbe la situación era parecida. Un año después se controla el terrible azote. Pero España se lleva la mala fama; era neutral durante la Primera Guerra y la prensa ibérica difundía todas las noticias, pero los países en conflicto censuraban la información para no desmoralizar a sus tropas y restarles herramientas propagandísticas a los enemigos. En Europa los ataúdes escasearon, silenciaron las campanas, misas y funerales se abreviaron, y los ejércitos realizaban funciones públicas; muchos oficinistas habían partido hacia la eternidad.

Contrajeron la gripe española conspicuos personajes como el rey Alfonso XIII, el primer ministro británico David Lloyd George, el presidente estadounidense Woodrow Wilson, el káiser Guillermo I y la reina consorte de Dinamarca, Alexandrine, esposa de Cristian X; ellos sobrevivieron. Pero las letras lloraron a Guillaume Apollinaire y Edmond Rostand, el de Cyrano. La realeza de Suecia y Noruega se visitó de luto con el fallecimiento del enfermizo príncipe Erik; El reelecto gobernante de Brasil, Francisco Rodrigues Alves no pudo culminar su mandato.

El cólera reclamó siempre inmolaciones importantes: en el siglo XIX fueron sacrificados el filósofo alemán Georg Hegel, el presidente costarricense Alfaro Zamora, Carlos X de Francia, Carlo Rossi (arquitecto del Hermitage de San Petersburgo), Constantino Romanov (efímero y nunca oficializado zar de Rusia), María Teresa de Austria (reina de las Dos Sicilias), el obispo Fenwick (pionero del catolicismo en los Estados Unidos) y muchos otros.

La actual pandemia del coronavirus también afecta a las celebridades. Entre las víctimas están el médico chino Li Wenliang (quien alertó acerca de la actual epidemia), el músico camerunés Manu Dibango, el escritor Terence McNally, el cineasta Chang Kai, el dirigente deportivo Lorenzo Sanz, Lucía Bosé, el arquitecto Vittorio Gregotti, el ayatolá Langroudi, el banquero Antonio Vieira y el pianista Ellis Marsalis. El repertorio es largo y todos los mapas aparecen marcados. En cuarentena están la Reina Elizabet II, el príncipe Carlos y Boris Johnson, Bolsonaro, Plácido Domingo y Alberto de Mónaco. Del cementerio se salvaron Tom Hanks y su esposa Rita Wilson, el ciclista Fernando Gaviria, el entrenador Mikel Arteta, Sophie Trudeau (primera dama del Canadá), el actor Idris Elba, Begoña Gómez (esposa de Pedro Sánchez) y otros distinguidos personajes. Las pandemias no respetan pinta, diríamos en Colombia.