La cultura de la violencia y la intolerancia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Oscar Bravo Rojas

Oscar Bravo Rojas

Columna Sociológica

e-mail: osbraro@gmail.com


Los sociólogos solemos definir la cultura como una sumatoria de todos y cada uno de los rasgos aprendidos, característicos de los miembros de una determinada sociedad.

Partiendo de este término y analizando la situación social del país, tenemos que reconocer que la nuestra es una cultura de la violencia, y lo que es más grave de intolerancia. La violencia se ve a diario reflejada en el hogar, en la escuela, en la comunidad. Siendo este rasgo de conducta aprendido por la misma realidad social en la cual viven los colombianos: desempleo, analfabetismo, drogadicción, miseria y exclusión, para solo mencionar algunas de las graves desigualdades e injusticias sociales que se han convertido en el pan nuestro de cada día.

La violencia intrafamiliar, como un modelo de conducta aprendido, que involucra abusos o amenazas de abusos físicos o psicológicos, nos muestran que en Colombia las cifras sobre este flagelo es alarmante; cada día hay 332 denuncias, de cada 10 mujeres asesinadas o feminicidios, al menos una presento denuncia por violencia intrafamiliar. Las últimas cifras nos muestran que se han instaurado alrededor de cien mil denuncias, el 80% corresponden a mujeres víctimas y el otro 20% a hombres. De acuerdo con la Fiscalía tenemos que los celos, la infidelidad y el consumo excesivo de alcohol provocan el 50% de las agresiones entre familiares. Y estamos hablando de los casos que se denuncian, pues la mayoría pasa inadvertido.

Si hacemos referencia a los casos violentos presentados durante los 50 años de conflicto, tenemos la escalofriante cifra de más de 250 mil personas asesinadas, 8 millones de desplazados y cientos de desaparecidos. Pareciera que nos hemos acostumbrado a convivir con estos elementos contraculturales y primitivos de la violencia y la intolerancia.
El sociólogo Kari Manaheram, en su libro diagnóstico de nuestros tiempos, nos dice. “El abandono por el hombre moderno de los valores cristianos y de los humanitarios más tarde es la causa de nuestra crisis, y al menos que se pueda restaurar la unidad espiritual nuestra sociedad está condenada a perecer”. Creo que nos urge como sociedad colombiana rescatar los anteriores valores citados, y solo así dejaremos de ser una cultura de la violencia y la intolerancia que tanto daño nos hace y nos estigmatiza a nivel mundial.