Las delicias del Caribe

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Cada lugar del mundo tiene su particular encanto pero el Caribe es único y lleno de magia: como dijo algún personaje, cuando uno llega a la costa Caribe se siente en otro país. Gabito, a través de sus escritos de universal reconocimiento, ha sido promotor de nuestra cuenca, sin dejar de lado a tanto caribeño meritorio que le da renombre a una patria ya no tan chica.

Macondo, nombre traído por el escritor al estrellato mundial desde la Zona Bananera, es una denominación perfectamente aplicable a cualquier rincón de esta nación de alma marina.

El Caribe colombiano tiene cosas únicas y maravillosas, muchas por conocer aún para sus habitantes, asombrosas para los interioranos y los extranjeros. Adentrarse en sus entrañas es el inicio de una aventura que requiere de todos los sentidos para entender un mundo sui géneris en el que a través de los tiempos se amalgamaron etnias, costumbres, tradiciones y legados culturales enriqueciendo a este pedazo del mundo y confiriéndole sus particularidades únicas: los hermanos de la Sierra, apartados durante muchos tiempo por los invasores españoles; los africanos, desarraigados de manera forzada por los peninsulares y trasplantados a éste, su nuevo hogar; europeos de otros lares, distintos a los ibéricos coloniales que impusieron su modo de vida, como italianos huyendo de persecuciones eclesiales, o franceses e ingleses en busca de mejor vida; árabes desbandados por la caída del imperio otomano y judíos sin tierra ni patria, que acá conviven en paz y hasta hermanados en muchos casos; no muchos asiáticos, principalmente chinos; latinoamericanos de distintas procedencias y alguno que otro norteamericano: todo un mapamundi.

A través del tiempo, el crisol caribeño les acogió sin reservas y con todos ellos fraguó costumbres nuevas y diferentes que se expresan en todos los aspectos vitales: ciencia, arte, cultura, periodismo, deporte, entretenimiento y un interminable etcétera, en los que nuestra gente se destaca por todo el orbe, reconocida por propios y extraños.

Para el habitante de la nación Caribe, estos aspectos pueden pasar desapercibidos: hacen parte de su cotidianidad. Para el fuereño, es encontrar un mundo sin alter ego, de insospechadas expresiones. La cocina caribeña da fe de todo esto. Podemos fácilmente encontrar en una misma mesa kibbes árabes; el italianísimo spaghetti; arroz, de origen asiático; o los mesoamericanos frijol, tomate y aguacate, todo matizado con hierbas y especias de todos orígenes. Del mismo modo, prodigiosos cocineros realizan preparaciones propias y ajenas, y creaciones autóctonas desde La Guajira al Urabá: sopas y sancochos, arroces variados, mariscos y pescados, acompañantes y frituras únicas, dulces, postres…

Leo Espinosa, pionera de la nueva cocina colombiana, se basó en vernáculas recetas de las profundidades del Caribe para liderar un movimiento de modernización culinaria inicialmente caribeño y luego nacional, que tiene su templo en el restaurante Leo Cocina y Cava, uno de los mejores del mundo, según la revista Condé Nast; Leo fue escogida para preparar el banquete en honor de la realeza española que nos visitó no hace mucho.

Ana Tulia Gómez, la reina de los fritos y Bleiss Rosso, un par de mujeres sin escuela formal pero con mucho conocimiento de las tradiciones caribeñas, irán desde Cartagena a París a enseñar cocina costeña y a promocionar su libro de cocina "De veddáveddá", invitado de honor de los "GourmandWorldCookbookAwards". Los parisinos se deleitarán con su famosa arepa e huevo y otros gustosos platillos caribeños.

El Magdalena tiene sus propias exquisiteces, destacándose el arroz con camarones, el cayeye, pescados y mariscos variados en diversas preparaciones, pastas de mango y otras frutas, las arepas con queso, etc., etc., etc. Se aprecia ahora un esfuerzo de algunos cocineros y restaurantes por actualizar nuestra cocina, en respuesta a quienes creen que la tradición debe ir de la mano de la ordinariez.

Países como Perú y México, de la mano de artistas de los fogones y sin perder la identidad cultural ni los sabores tradicionales, han jugado con los sentidos para traer a las mesas creaciones verdaderamente artísticas en las que se juega con colores, texturas, volúmenes, ingredientes, preparaciones, presentaciones, etc.

Quienes lideran estos movimientos en nuestra región tienen el reto de marcar senderos similares a quienes le siguen. No tengo la menor duda de que podemos hacer mucho por lanzar al estrellato a las delicias del Caribe.

Apostilla: La famosa Guía Michelin pone por primera vez a Colombia en el mapa gastronómico mundial con énfasis en el ecotursimo. La publicación estará disponible en Estados Unidos, Europa y Australia inicialmente. El Caribe debe responder con creces a ese reto.