A raíz de las denuncias de Caracol Radio, en el que se puso al descubierto la maniobra de una cantidad de magistrados del Consejo Superior de la Judicatura o "Jubilatura" para pensionarse en un término de 3 meses, ha quedado demostrado que somos un país de raras leyes. Voy a dar dos ejemplos patéticos de cómo se utilizan todas las argucias jurídicas en un país donde el vivo vive del bobo.
Está el caso del finado Carlos Lemos Simmonds (recordado también porque cuando fue ministro de Gobierno de Barco, señaló al Dr. Bernardo Jaramillo Ossa, de ser vocero de las Farc, lo cual conllevó al asesinato de este ilustre compatriota), semejante ex abrupto era suficiente para que Lemos desapareciera del panorama político. ¿Y qué sucedió? Samper en su desgobierno lo nombra vicepresidente en reemplazo del Dr. Humberto De La Calle quien había renunciado por el escándalo de la financiación de la campaña.
Días después lo nombra presidente por unas semanas, tiempo suficiente en el cual se monta un ardid jurídico para adquirir su pensión y de paso los honores que se rinden a un mandatario; lo que no logró en las urnas lo hizo realidad por una leguleyada. Y eso que en chiste, decían que el finado era el único turbayista honesto.
Otro caso de leguleyada, es el Parlamento Andino, donde por vez primera el país votaba, en ella triunfó de manera holgada el voto en blanco. Se entiende aquí y en cualquier democracia, que si el blanco gana, se convoca a nuevas elecciones. Aquí, El Consejo Electoral pensó otra cosa y cinco personas son dizque nuestros congresistas allá. País insólito y macondiano donde existe una mayoría pobre y sin esperanza. Eso no se lo imagino ni el llamado "hombre de las leyes", el general Santander.
Ñapa 1. Son los premios India Catalina el festival más serio que otorga a programas de alta calidad. La bazofia de "Chepe Fortuna" no tuvo ninguna nominación, telenovela irrespetuosa con nosotros los samarios, con personajes mal diseñados y exagerados.
Ñapa 2. Vuelven los dueños de bancos a hacer gala de su ganancia. Para el 2010 reportaron ganancias de más de 8 billones de pesos. Cifra que no se compadece con el hambre que vive el país y con los míseros sueldos de los cajeros.