Que nadie sea presidente

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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



En días pasados Julio Sánchez Cristo abrió los prestigiosos micrófonos de su W Radio para hacer una encuesta sobre las preferencias electorales de sus oyentes frente a los candidatos presidenciales que con flotador en mano se lanzaron al agua.

Entonces le siguió una aterradora avalancha de llamadas que daba como ganador a Óscar Iván Zuluaga, luego de la cual levantaron la bocina de nuevo, esta vez para escuchar a un hombre que con pétrea decisión contestó "Voy a votar en blanco".

En la mesa de trabajo se sintió el vacío producido por aquel aguafiestas comentario que estropeó el rifirrafe Santos-Uribe que todos querían sintonizar y por ello Julito rompió la tensión diciendo "Bueno, no sirve para nada, pero es válido". Ay, Julio, si supieras cuánto te equivocas.

El voto en blanco es un participante más y claro que no sirve si no obtiene la mayoría suficiente, igual que todos los demás candidatos que pierden cada cuatrienio, pero si bajo las condiciones adecuadas, que a primera vista parecen estarse cociendo a fuego lento dado que en la encuesta de noviembre de la Revista Semana fue avasallante con el 30.6%, llegara a alcanzar la mayoría suficiente marcaría un hito en la historia de Colombia. Votar en blanco es un mandato de la gente para barajar de nuevo las cartas, para empezar de cero la campaña con rostros renovados, para castigar a la clase política que por décadas nos ha tenido acostumbrados a elegir "al menos malo" porque ninguno llena a satisfacción las exigencias que un Presidente debe tener.

Con un país tan altamente polarizado y acorralado contra las cuerdas para que escoja entre la guerra o la paz, entre las balas o el olivo y entre tantos otros parangones falaces a los que con una irresponsable ligereza quieren reducir estas elecciones, se abre una luz posible hacia una tercería que dé la sorpresa.

Pero no tenemos que escarbar entre los Navarro y los Peñalosa, que a regañadientes fingen tener similitudes frente a las cámaras cuando lo único que los une es su afán de no desaparecer, ni las Ingrid Betancourt, a quién temo que en caso de perder se le despierten nuevas ganas de instaurar una millonaria demanda contra el Estado que mis impuestos terminarán pagando.

Es un costo adicional porque implicaría imprimir otros tarjetones y toda la cosa, sí, pero no estamos hablando de una consulta interna partidista de esas en las que se arrasa con 12 votos ¡No! estamos discutiendo el futuro de una nación, estamos decidiendo quién va a ser nada más que el Presidente de la República y ante tan magna responsabilidad no podemos votar por cualquiera sólo por ahorrarnos unos pesos.

Hoy en Colombia no hay un candidato inscrito que pueda afrontar la coyuntura vital que atravesamos con la entereza requerida. Los que están no merecen llegar a regirnos y los que sí lo merecen no están en el sonajero, entonces no se avizora una opción más justa y contundente que votar en blanco esperando que con un poco de suerte el próximo 25 de mayo nadie sea Presidente.