Cultura de la legalidad

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



No es el propósito en el momento manifestar la imperiosa necesidad que busca que las instituciones de control actúen sobre lo ilegal, por cierto bastante anclados que están. Los malos pasos se siguen, aumenta la tendencia a seguirlos. Se pretende redireccionar y enrutarnos por el camino de la cultura de la legalidad.

La transparencia que se pretende aplicar, pero no se hace, implica ello cumplimiento de deberes, de colaboración con los fines del Estado, en particular con la obligación en cabeza de los ciudadanos de denunciar los actos que ponen en peligro la convivencia de la comunidad y que afectan los derechos de las personas.

¿Reformas a la justicia colombiana podrán cambiar el propósito fundamental de la cultura de la legalidad? La reforma a la justicia que tanto se cacarea debe ir directamente a erradicar cánceres que corroen el desenvolvimiento de la justicia del país, como instituciones paquidérmicas, inoficiosas; entes que ya perdieron credibilidad, que solo están pelechando, que quieren más incrementos salariales sin merecerlo. No se necesitan consultas sobre las entidades cuestionadas ya que arrojaran resultados amañados, donde lo único que se da a entender es eso de hagámonos pasito, utilizando argumentos previamente elaborados, preconcebidos.

Respecto a este tema la Constitución Política señala en su artículo 95: Que los colombianos deben colaborar en el buen funcionamiento de la administración de justicia, precepto que es desarrollado por la legislación penal con el deber de rendir testimonio ante las autoridades. La corrupción golpea la estructura del Estado, también lo hace con los recursos al desviarlos. Pese a lo anterior el acatamiento de estos principios no debe darse solo por la existencia de una norma que sancione su cumplimiento; es aquel donde la cultura de la legalidad es determinante, esta debe ser incorporada e interiorizada y la sociedad debe entender y acogerla; de tal manera que los actos ilegales de unos afectan a muchos.

En sí la cultura de la legalidad incorpora todos aquellos esfuerzos de autorregulación individual y social que buscan la armonía entre los valores colectivos y las necesidades de un Estado reflejadas en sus normas, con la finalidad que se asimilen y apliquen conceptos como justicia, respeto, equidad, solidaridad, convivencia pacífica por mencionar algunos de los valores constitucionales que se promueven con ese concepto. Fortalecer la cultura de la legalidad implica reconocer el ordenamiento jurídico como pautas de comportamiento de una sociedad en un momento histórico y que los ciudadanos se comporten con un convencimiento intrínseco de su obligatoriedad.

¿Si la sal se corrompe que pasará? Crisis institucional llegará y otras entidades se contagiarán, se necesitan medidas preferenciales y puntuales que corrijan la estructura que se está torciendo, concerniente al sistema político, territorial, administrativo y jurisdiccional. En ese sentido más de un hecho delictivo en la actualidad aflora sin que nadie lo denuncie y siguen emergiendo a la superficie flotante de una opinión pública que se está sacudiendo y despertando entorno a la cultura de la legalidad.

Con la cultura de la legalidad se combate la mentalidad del dinero fácil que tanto daño le ha ocasionado a Colombia; es necesario que exista ahora confianza en las instituciones, especialmente en aquellas que administran justicia.