Ruido de cañones

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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



Finalmente sucedió lo que todos esperábamos: El Presidente notificó por estrado al país sus ganas de reelegirse. Aunque esto no debería sorprender a nadie, todos los mandatarios terminan cediendo ante los cantos de sirena que sólo el poder y los votos pueden entonar.

Pero quizás este secreto a voces fue revelado en un momento inoportuno, tal vez Santos recayó en el mismo error de aquel 2007 cuando pecó por "culipronto", como él lo definió. La distracción es un elemento vital para ganar cualquier clase de contienda, incluyendo, por supuesto, las electorales.

Según la ley, el Presidente debería reservar el visto bueno a la perpetuidad de sus políticas hasta noviembre, todo como un soso paliativo frente a la desbordante ventaja con la que claramente juega un candidato-mandatario. Ya saben, algo así como un fair play que se debe preservar por muy desprestigiada que esté nuestra democracia y sus competidores. El problema es que Santos decidió hacerlo 6 meses antes despejando todo el suspenso, esto lo perjudica, pues de aquí para abajo cualquier cosa que haga será interpretada como un acto de campaña. Todo nombramiento, despido, decreto, reunión o discurso será visto como una publicidad política no pagada.

¿Ante este panorama qué le queda al país? Una unidad nacional agrietada hasta el tuétano, que se mantiene someramente pegada con toneladas de mermelada. Una alianza de dudosa rentabilidad que seguramente saltará en astillas cuando no quede nada de esta energía burocrática no renovable en el fondo del frasco. Mientras por las toldas del Polo no se han podido recuperar del huracán Samuel Moreno y su credibilidad no aguanta ni para mencionarlos en la baraja.

Por otro lado están los del Puro Centro Democrático, con un Uribe impotente por tener en su equipo la nomina con peor caudal electoral de todos. Les urge encontrar un candidato decente porque con Pachito, Óscar Iván y Marta Lucía no hacen ni para la segunda vuelta. Uribe no puede creer que sólo con su guiño todos los uribistas van a salir en mareas a votarle al monigote de turno, no, los que apoyan sus ideas exigen un buen nombre en quién confiar, como debe ser.

Por último queda un hombre enigmático: Vargas Lleras, quien liberado del yugo de la inhabilidad puede ser el plan A de Cambio Radical o el B de Santos. Lo tiene todo: votos, 100.000 casas y aval. Muchas cosas deben estarle pasando por la cabeza y la tentación irá aumenta con cada encuesta que le arroje mejor popularidad que la de su jefe.

Esta campaña no tendrá punto medio, será muy emocionante o muy predecible. Se escucha ruido de cañones a los lejos, que empiece el juego.

Obiter Dictum: "El proyecto es llevar a Petro a la Presidencia", esta fue la frase lapidaria que en una reciente entrevista pronunció Guillermo Alfonso Jaramillo, el nuevo Secretario de Gobierno del alcalde Bogotá, quien no se cansa de estrenar funcionarios cada nada ¿Entonces así van a ser las cosas? Que la Divina Providencia nos libre de ese señor y su escuadrón improvisado.