¿De violencia en violencia seguiremos?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



La violencia necesariamente nos remite al concepto de fuerza, que no es más que modificar el estado de reposo.

La violencia es una forma de ejercer poder mediante el empleo de la fuerza, ya sea física, psicológica, económica, política, existen mas; dándose a entender la existencia de un dominador y un dominado que asumen diferentes posiciones: empleador - empleado, padre - hijo; hombre - mujer, profesor - alumno.

La violencia física entendida aquella en la que se utilizan objetos, armas o sustancias para doblegar y causar daño a la integridad física de un semejante con el propósito de someterle y controlarle.

La violencia psicológica es la expresada mediante omisiones, coacciones, condicionamientos, intimidaciones, amenazas, actitudes que provoquen en quien las recibe deterioro, disminución o afectación de la estructura de su personalidad. La violencia sexual consiste en omisiones y actos repetitivos que pueden expresarse a través de negar la satisfacción de las necesidades sexo afectivas, la inducción a la realización de prácticas sexuales no deseadas o que generen dolor, manipulación o dominio de la pareja causando daño.

Las consecuencias de la violencia las podemos ver en homicidios, lesiones personales, embarazos no deseados, suicidios, problemas de salud mental, odios, etc.

La mujer, de las más afectadas, no debe permitir, ni incrementar la violencia intrafamiliar en su contra; ante el primer asomo de esta debería denunciarla, no ser complaciente, tolerante, ni menos asumir un comportamiento que no le corresponde, debe frenar este tipo de comportamiento de su compañero, marido etc., en torno a su núcleo familiar, cualquiera que sea su agresor. Esa frase que ‘él es mi marido y puede hacer conmigo lo que quiera’, ¿qué es eso?. Es la respuesta que muchas mujeres agredidas dan a vecinos que acuden a brindarle ayuda, pero se crea un conflicto mayor.

Colombia ha sido un país violento, las cifras anuales de homicidios, lesiones personales, secuestros, hurtos, entre otros delitos, así lo demuestran; este fenómeno se extiende a otros ámbitos de la vida política y social que de una manera u otra nos involucra a.

Pero no podemos quedarnos quietos y ser protagonistas violentos a futuro. Nuestro Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, hace algún tiempo expresó algo que quiero comentarles: "tenemos un amor irracional por la vida, pero nos matamos unos a otros por las ansias de vivir, somos capaces de los actos mas nobles y de los mas abyectos, de poemas sublimes y asesinatos dementes, de funerales jubilosos y parrandas mortales".

La práctica de violencia genera más violencia, el niño o niña objeto de agresión en el hogar tendrá muchas probabilidades de ser un maltratador cuando sea padre, madre y hasta de ser un sujeto que incurra en delitos violentos.

Los victimarios suelen ser casi siempre víctimas de maltratos en sus familias o vivieron por lo general en escenarios donde la violencia fue una constante y cotidiana. La mayoría tiene experiencias de hogares conflictivos con carencia de afectos que minimizan la figura femenina y exaltan el autoritarismo y la prepotencia masculina.

Se escucha siempre que los violentos son muy pocos, pero ¿por qué el Estado no los controla y somete?. Estaremos condenados la mayoría de los colombianos a seguir sufriendo cada día los embates de estos. La violencia del crimen organizado contra la justicia y su poder corruptor contra ella debilitan el aparato judicial.

No podemos seguir viviendo de violencia en violencia, todos debemos aportar para cesar, acabar este tipo de comportamientos, no debemos escatimar esfuerzos. ¿Será que las razones de convivencia y ajustes que debe hacer el Estado a disminuir factores de violencia nos permiten vivir con más tranquilidad?. Violencia, ¿por qué no permites que reine la paz?.