La Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta-Essmar cedió a Atesa (Agos/2022), el contrato de recolección de residuos sólidos de la ciudad. Esta operación avalada por Superservicios, fue objetada por la Alcaldía Distrital, solamente por considerarlo un proceso jurídico acelerado. A esta objeción, siguieron señalamientos del Distrito, que buscan responsabilizar a Atesa de incumplimientos, entre estos, la falta de mantenimiento de los contenedores. Sin embargo, esta situación producto de la indebida manipulación por parte de particulares, ha sido una queja de la comunidad desde antes que Atesa asumiera como operador. Algunos han calificado los señalamientos del Distrito como un intento para sacar a Atesa del camino y manejar este servicio en beneficio de sus intereses políticos. Este botón, una muestra de los problemas que padece Santa Marta, los cuales no debemos tomar como aislados, sino como el producto de una sociedad afectada por la falta de cultura ciudadana, corrupción e ingobernabilidad.
Si el Distrito tiene una honesta preocupación por el servicio de basuras, debería comenzar por analizar si el sistema de contenedores es adecuado y/o si fue implementado de manera acertada. Esta “idea”, traída por el exalcalde Rafael Martínez de uno de sus viajes al extranjero, se implementó durante su gobierno. Lo poco que se conoció, fue: “Esto va permitir limpiar la ciudad, ponerla más bonita, estéticamente más presentable, pero además va a generar una nueva cultura frente al manejo de los residuos sólidos y la posibilidad de empezar a separar en la fuente y a reciclar. Esta primera fase empezamos llevando todo al contenedor más cercano, pero la segunda fase es instalar otro contenedor para separar la basura y empezar a reutilizar”, dijo Martínez.
El sistema de contenedores, es un modelo extendido en las grandes ciudades que consiste en localizar estos, de acuerdo con parámetros de distancia y tamaño de áreas de domicilios definidos. Sus diseños facilitan la separación y disposición según tipo de residuos. El proceso, se acompaña de programas de sensibilización y socialización de instrucciones para su uso. La conveniencia del sistema en Santa Marta, debió ser producto del estudio de alternativas para seleccionar la que satisficiera la cobertura de producción de residuos/sector, así como la tecnología para facilitar la gestión de estos. ¿En la selección de esta alternativa para Santa Marta, se consideraron estos términos? Si no fue así, ¿Cuáles fueron los criterios para seleccionar de este sistema y por qué fueron priorizados?
Las serias limitaciones del sistema implementado, parecen producto de la improvisación. La capacidad de los contenedores está superada en volumen y estos tampoco facilitan la disposición selectiva de residuos. A esto, se suma la inapropiada manipulación por cuenta de personas en condición de calle, y en algunos casos recicladores, quienes sacan y esparcen las basuras alrededor, por consiguiente, la contaminación de los sectores. Asimismo, el negativo impacto del tamaño de los contenedores en el espacio público, que como los andenes, se ven obstruidos por estos elementos.
La crisis de las basuras, es una muestra más de los graves problemas que nos aquejan por falta de cultura ciudadana y el empoderamiento de la ilegalidad, consecuencia de la ausencia de autoridad pública, cuyo control es responsabilidad del gobierno local. Esta ausencia de autoridad, se refleja también en el aumento de la invasión del espacio público, fraude a los servicios públicos (acueducto y electricidad), irrespeto a las normas de tránsito, maltrato a los animales y descontrol de los habitantes en condición calle.
Pero, qué cultura ciudadana, legalidad y autoridad se espera fomente este gobierno, que lo único que ha demostrado es su poco sentido de pertenencia con esta ciudad, que, en lugar de gestionar soluciones a los principales problemas, se ha dedicado con fines electorales a atizar la división social y posicionar el discurso de odio entre los samarios. Esta mezquindad no hubiera sido posible sin la complicidad brindada por la indiferencia y silencio de líderes políticos y gremiales locales.