Echemos una ojeada a la inflación persistente que nos amenaza

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


El dólar moneda patrón del mundo, ha tomado fuerza en el continente y de igual manera ha logrado la devaluación de las monedas en las naciones. Lo que antes se consideraba como un problema local o nacional, tendrá que considerarse ahora como un problema continental o mundial, porque en los todos los países el desplome económico es total.

Nosotros los colombianos que siempre hemos sostenido que todo lo extranjero es mejor, que es más elegante que todo lo nacional, nos va a tocar pagar cara la simpatía que conservamos por lo extranjero, la xenofilia es prácticamente la norteamericanización de asumir el producto extranjero y echar a un lado lo nuestro porque “creemos que es desechable”. Esta norteamericanización ha ayudado a la escasez de la moneda americana, lo que ha generado que la demanda del dinero se acreciente y alcance una oferta mortífera para la estabilidad de la economía de nuestro pueblo. 

Para el año entrante tenemos que forzosamente ir pensando que el dólar podíamos adquirirlo a seis mil pesos y de igual manera también nos inventaran más impuestos y lo grave es que la subida del dólar, va paralelo a desvalorización, pero quizás lo más costoso de la inflación, es la falta de pericia y de la imaginación de los que tienen espíritu de empresa. 

Hasta ahora no se ha llegado a plantear un programa que pueda mostrarnos siquiera una pequeña dosis de progreso, en el que podamos respirar aires de complacencia.        

“De acuerdo con los expertos, la prioridad en este momento debe ser recuperar la confianza de los inversionistas hacia Colombia para hacer frente a la depreciación del peso nacional, esto con el fin de que pueda hacer frente a la disparada del dólar, que, si bien está poniendo contra la pared a gran parte de las monedas en el mundo, el mercado local es de los pocos que no puede mantenerse a flote”.

Como los controles nacionales, y los de las divisas extranjeras hacen algo más que producir tenciones en las capacidades administrativas del gobierno, y muy a menudo hacen que los funcionarios no resistan a la tentación: al final dan más importancia al aumento de sus ingresos privados que a la moralidad pública. Estos no son los pequeños hurtos que ocurren en todas partes en cualquier gobierno, sino que es una corrupción enorme y penetrante y continua. En muchos países, esa clase de corrupción ha llegado a convertirse en importante factor de la inestabilidad política. Estos escándalos no solo han ocurrido tan sólo en los países menos desarrollados, sino que también los han sufridos los países industrializados, cuando una administración económica inadecuada ha dado por resultado la inflación persistente y se han impuesto controles inoportunos para combatir sus efectos. 

La inflación persistente también afectará a los ahorradores de escasa economía, pues al depositar sus ahorros en cualquier entidad financiera, después de cierto tiempo, al sacarla tendrá menos valor que cuando se introdujo, que la inflación persistente ni siquiera permitirá el ahorro.