El problema mundial de las drogas

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Según la Oficina contra las drogas y el delito de la Organización de Naciones Unidas, antes de que el mundo contara con un sistema de fiscalización de drogas, la producción y las exportaciones mundiales de opio aumentaron considerablemente. 

La estadística mostró índices alarmantes de abuso del opio en todo el mundo. Pero, también se detectó un aumento considerable de las exportaciones de hoja de coca a nivel mundial. Es necesario traer que la cocaína sintetizada se comercializaba activamente -por primera vez- en Alemania en 1860.

Por lo anterior, surgió en 1909, que la Comisión Internacional del Opio; reunida en Shanghái, elaboró el primer instrumento de derecho internacional relativo a las sustancias psicoactivas. Esta comisión representa uno de los primeros esfuerzos internacionales para enfrentar un problema mundial. Por eso, tres años después se firmaría el primer tratado antidrogas; dando origen a la Convención Internacional del Opio en La Haya en 1912.

Ahora bien, después de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de las Naciones Unidas, realizó progresos con la aprobación de tres convenciones. Así las cosas, en 1925 se firmó una revisión de la anterior convención internacional del opio que había entrado en vigor en 1912 para dar ingreso a ser supervisado el comercio y consumo de la cocaína y el cannabis. 

Después de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas intensificaron los esfuerzos mediante diversos protocolos, que finalmente culminaron en la aprobación de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, que marcó un hito en la historia de la lucha contra las drogas creando la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. 

Posteriormente, en 1916 se celebró Asamblea Extraordinaria en la ONU, surgiendo un documento titulado “Nuestro compromiso conjunto de abordar y contrarrestar eficazmente el problema mundial de las drogas”. En este los jefes de estado reunidos “Reafirmaron compromiso entre los que figura la preocupación por la salud y el bienestar de la humanidad, en particular entre los niños y los jóvenes, y la delincuencia relacionada con las drogas, y reafirmando determinación de prevenir y tratar el uso indebido de esas sustancias y prevenir y combatir su cultivo, producción, fabricación y tráfico ilícitos”. 

Luego, en 1988, en Viena, se celebró la Convención de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas la cual tenía como objetivo “establecer amplias medidas contra el tráfico de drogas, incluyendo las disposiciones contra el blanqueo de dinero y la desviación de precursores químicos”. En esta se previó la cooperación 

internacional dando origen a la extradición, las entregas vigiladas y la transferencia de los procesos judiciales. 

De hecho, en esta última convención, la ONU da un vuelco a su posición afirmando que “Observamos con preocupación que la disponibilidad de drogas sometidas a fiscalización internacional para fines médicos y científicos, como el alivio del dolor y el sufrimiento, sigue siendo escasa o nula en muchos países del mundo, y resaltamos la necesidad de intensificar los esfuerzos nacionales y la cooperación internacional a todos los niveles para abordar esa situación, promoviendo medidas que garanticen la disponibilidad y accesibilidad de esas sustancias para fines médicos y científicos”; dando su visto bueno al uso medicinal del cannabis.  

Para concluir, aunque la ONU afirme que “Reconocemos que el problema mundial de las drogas sigue siendo una responsabilidad común y compartida que ha de abordarse en un entorno multilateral mediante una cooperación internacional más intensa y efectiva y que exige un enfoque integrado, multidisciplinario, equilibrado, amplio y basado en datos científicos, con medidas que se refuercen mutuamente”; sé que es muy difícil que permitan que Colombia como país miembro legalice el tráfico de cocaína. Una cosa es el cannabis como planta para uso medicinal y otra muy distinta la cocaína como consumo mortal.



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