Juegos panamericanos junior: ¿Perderemos otra oportunidad?

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


El Gobierno Distrital, adelanta una intensa campaña nacional e internacional con el fin que Santa Marta, sea escogida como sede de los Juegos Panamericanos Junior 2025. Ciudades como Lima (Perú) y Asunción (Paraguay), también se postularon como sede de la segunda edición de este evento deportivo juvenil.


Este evento, puede convertirse en una plataforma para promocionar la ciudad, atraer el turismo y generar empleo; o por el contrario, si no se estructura bien, ocasionar un gran perjuicio a la imagen de la ciudad. Los samarios, no deben correr el riesgo de que un esfuerzo de ciudad como el que significaría la realización de este evento, en lugar de ser una oportunidad para el desarrollo, se convierta en un evento negativo para la promoción y posicionamiento de la oferta turística del destino.


Ser sede de un macroevento deportivo o cultural de nivel internacional, es un compromiso serio de ciudades y países, que implica una gran responsabilidad para cumplir las expectativas que les asisten como anfitrión. La experiencia ha demostrado que en la mayoría de los casos, este reto es una oportunidad para que los gobernantes gestionen recursos de distintas fuentes a fin de ejecutar las infraestructuras necesarias, no solo para garantizar las condiciones adecuadas para el desarrollo de las actividades programadas, sino para impulsar aquellos proyectos estratégicos, que en el largo plazo, contribuirán con el posicionamiento de una marca de ciudad. 


Un caso exitoso de transformación a partir de la condición de ser ciudad-sede de un evento internacional, es el de Barcelona. Más allá de la infraestructura deportiva para los Juegos Olímpico del 92’, Barcelona gestionó el desarrollo de obras que servirían como soporte para su funcionamiento urbano. Enmarcado en un Plan Maestro, Barcelona, logró soluciones concretas para la construcción de viviendas, recuperación de espacios públicos, creación de zonas verdes, recuperación del litoral para la ciudadanía, mejora de accesos, construcción de circunvalares que cruzaron la ciudad por la costa y la finalización de túneles que enlazaron a la capital con el área metropolitana. 

Este ejemplo, viene al caso, pues Santa Marta, no puede permitirse caer en los mismos errores cometidos por la administración que tuvo a cargo la organización de los XVIII Juegos Bolivarianos-2017. En el balance de los resultados de este evento, el aspecto que sobresale es la escasa visión de ciudad con el cual este fue concebido. La inversión ejecutada, se limitó a la construcción y adecuación de escenarios deportivos, que si bien han sido un aporte importante para la ciudad, su beneficio resultó marginal en relación con el impacto que causan en la calidad de vida de los samarios, crisis como la del agua, alcantarillado, vivienda, movilidad, espacio público, vías y transporte público. 


La crisis de los servicios públicos, sumada a la deficiente calidad técnica de algunos de los escenarios construidos, le pasó factura al desarrollo de los XVIII Juegos Bolivarianos. Muestra de ello, los lodazales que se formaron alrededor de escenarios como el estadio Sierran Nevada y la pista de bicicrós. Asimismo, las aguas negras que invadieron el sector de El Rodadero, donde se disputaron las pruebas de triatlón y ciclismo. Estos hechos, produjeron un efecto adverso para la imagen de la ciudad, pues a los medios de prensa y redes sociales, trascendieron las críticas que debido a estas fallas, hicieron deportistas de talla nacional e internacional. 


Dado que el Gobierno Nacional, ha expresado su respaldo Institucional y la financiación que se requiera para la postulación de la ciudad de Santa Marta, es importante que el gobierno local, aproveche esta oportunidad para planificar y gestionar proyectos que contribuyan a estructurar la ciudad y mejorar la calidad de vida de los samarios. 


La organización de estas justas deportivas, es una segunda oportunidad no solo para hacer las cosas bien, sino para que desde el Gobierno Distrital, se lidere una planificación articulada en la que los diferentes sectores civiles y gremiales, tengan el espacio para contribuir en este proyecto de ciudad. Para esto, es importante contar con empresas consultoras especializadas, y de certificada experiencia en la estructuración de proyectos urbanos, tal como lo han hecho la mayoría de ciudades con experiencias exitosas en la organización de este tipo de eventos.