Te conocí desde niño y siempre tuve la oportunidad de visitarte de forma paulatina. Pese a ello, el destino estuvo a favor para que me instalara en tu vida y pudiéramos conocernos más a profundidad. Aunque sé que, no llegamos nunca a penetrar en las esencias, puedo dar testimonios de tu grandeza a partir de las vivencias que he sostenido contigo, bella Santa Marta, ciudad hermosa. ¡Oh una musa inspiradora!
En conmemoración a tus 497 años de fundación, no quiero detenerme en el acontecer histórico que rememora los procesos de tu fundación y constitución. Quiero más bien enaltecer tú importancia y belleza, no sólo geográfica sino de lo multifacético que resulta convivir contigo.
Santa Marta es un producto del poder de la naturaleza. Su entrada y salida conectan al espíritu con lo trascendente. Sus calles siempre transitadas sin irrumpir la tranquila movilidad, hacen todo cerca, todo asequible, ¡todo más chévere! Es una ciudad que la habitamos y visitamos por lo general ciudadanos que llegamos allí, buscando cercanía, buscando tranquilidad, oportunidades e inspiración. La mayoría provenimos de lugares cercanos o de otras regiones y países, estos últimos pueden al igual que yo destacar la grandeza de esta musa y perla hermosa.
No se necesita de mucho detenimiento perceptivo, para avistar sus playas y sus montañas que están a un paso y te cautivan sin tener opción de evitarlo, lo mismo que los variados ríos que la articulan en un paradisíaco lugar, a mi parecer completo en sus diversidades.
El clima es variado dado a que tiene la peculiaridad y alternativas de pasar en contados minutos del sol enérgico, característico del caribe colombiano, a un clima más tropical. Es decir, todo facilita las posibilidades de pasar de un ambiente y unas características en un mínimo de tiempo, lo cual adquiere una connotación importante desde lo geográfico y económico.
En Santa Marta, se confluye, se articula y se encuentra parte de la multiculturalidad propia de nuestro país. Es muy sencillo encontrarse con amigos de otras ciudades, pues la mayoría en algún momento llegan allí, a la gran perla de América.
Este homenaje no pretende omitir, ni tampoco ocultar algunas de las dificultades por las cuales atraviesa la ciudad. Pero estamos de fiesta y debemos resaltar lo bello, incluso lo sublime, antes que lo trágico y oscuro. Santa Marta como espacio y ciudad, es y sigue siendo historia, turismo y acontecer natural que denotan una importancia global.
En Santa Marta se encuentra inspiración para el arte, las letras y para la academia, pues, así como topas los ambientes propicios para vivir de forma festiva, también los espacios auspiciados por el silencio de la naturaleza hasta contagiarte de su majestuosidad que permiten la inspiración, el ocio real, la producción intelectual que construye y genera posibilidades de vidas alternativas.
Santa Marta, gracias por tanto y por todo, espero que nuestro encuentro siga permitiendo aportarte desde cualquier ámbito y continúes generando en mí las oportunidades, instantes y posibilidades. Santa Marta, bella ciudad, ¡oh musa encantadora!