Que me pongan un porro sabanero

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Hoy hace cincuenta años empecé mi vida escolar. En esa época no había lo de transición, párvulos o jardin. Se cumplían siete años de edad y de una se empezaba en primero primaria. Quiere lo anterior decir que hasta los 7 años estábamos en nuestro hogar aprendiendo los principales valores y principios desde nuestros padres.
Mi madre me había inculcado desde antes de asistir a la escuela lo de la responsabilidad que debía tener en ella y mucho respeto hacia mis profesores. Recuerdo hoy con mucho cariño mi primera maestra. También recuerdo mi primer día de clase: llegué al salón que estaba ubicado al fondo de la escuela San Martín de Porres en un hermoso pueblo llamado Turbo. La recuerdo porque cuando miré a los ojos a la profe doña Rita, vi ternura y amor. Y, supe en ese instante que la recordaría por siempre. Hoy después de 50 años aún la recuerdo con mucho cariño debido a que tenía una inmensa paciencia, espontánea sonrisa y además me reforzó valores, principios, mandamientos y respeto hacia todos. Y, lo principal, me enseñó lo mejor que le puede pasar a un ser humano: a leer. De hecho, lo de la escuela fue prácticamente un paseo, todos esos años pasaron muy rápido pero igual me los gocé pues fui inmensamente feliz, hice amigos que hoy aún frecuento y aprendí lo suficiente de mis profesores que me marcaron para siempre.

Ciertamente, aún hoy y desde los comienzos en la escuela a los niños de Antioquia se les enseña y se les inculca ese arraigo y amor por sus costumbres, respeto por su himno antioqueño y por sus mayores. Para esto y para afianzar se hacen fiestas cada año donde se les brota la antioqueñidad con desfiles, música, comida, atuendos y actos que los identifica y casi diferencia de los demás departamentos de Colombia por ese inmenso amor por sus costumbres.

Sin embargo, aunque el pueblo donde nací y crecí está ubicado en el departamento de Antioquia, los turbeños tenemos costumbres antioqueñas, chocoanas y cordobesas, por lo tanto, Turbo es un pueblo con gente hermosa, cruce de culturas, de inmensos valores, hermosas mujeres que surgen de esta mezcla que da esta tierra colombiana. Adicionalmente, gente muy pujante y comprometida con la región de Urabá.

Precisamente, la diferencia cultural entre el antioqueño y el cordobés radica en su acento al hablar el castellano, forma de vestir, atuendos, diversidad en la comida, la música y la forma de celebrar las diferentes fiestas. Mientras a unos les gusta la pelea de gallos, corralejas, porros, vallenatos, bullerengue, fandango, salsa, ferias artesanales. A otros, los paseos, las flores, reinados, montar a caballo, salir a recorrer pueblos, ir de pesca, visitar los amigos. Pero ambos pueblos tienen gente feliz que lleva la pasión por su tierra en la sangre y tienen gran diversidad de tradiciones y a la gran mayoría les gusta varias cervezas y el aguardiente: y que empiece la fiesta.

Antioquia y Córdoba son departamentos hermanos que aunque muy diferentes en su acento, en sus fiestas, en su comida y su música; su gente comparte inmenso cariño pero además una extensa línea limítrofe con pueblos a ambos lados de ella. Por eso me llama mucho la atención que en estos pueblos antioqueños como: Nechí, Caucasia, El Bagre, Arboletes, Tarazá, Cáceres, San Pedro de Urabá y Apartadó están mucho más arraigadas las costumbres cordobesas que prácticamente desaparecen los arraigos del departamento de Antioquia y entonces tenemos a muchos antioqueños que parecen haber nacido en ese departamento bañado por el río Sinú.

En síntesis, siempre había creído en que Antioquia era el departamento con más arraigo en enseñar sus costumbres a sus niños para que perduren en el tiempo. Pero me equivoqué. Por eso: pido al Dios de los colombianos larga vida para Colombia, que viva Antioquia y viva Córdoba, sus hermosas mujeres y sus porros sabaneros.

Para concluir, por lo anterior surgen los siguientes interrogantes: ¿Qué hacía una corraleja de tres pisos para toros en el Espinal en el departamento del Tolima? ¿Hasta allá llegaron nuestros sabaneros con su costumbre de fiesta de corralejas?