Nunca desperdiciar una crisis

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Creo que todas las familias hemos vivido la experiencia del familiar desahuciado que pasa sus últimos días en la búsqueda de milagros y milagreros. El paciente que se alimentó de Herbalife creyendo que era la cura milagrosa. El falso bienestar temporal del paciente y su círculo inmediato que creyeron que el milagro se estaba dando, para pronto todos aceptar que la cita con la muerte era inaplazable.
Hoy América Latina, que no es más que una colección de repúblicas bananeras, está en modo Herbalife. Y el placebo de nuestros pueblos se llama populismo antisistema de izquierda que en nuestra amada Colombia ya tiene cuerpo y cara: Gustavo Petro.

El pueblo latinoamericano en su búsqueda constante de milagros y milagreros que le devuelva la esperanza está dispuesto a jugársela por el Herbalife desconociendo que la historia llegó a su fin, y que jugársela por el Herbalife es un desvío innecesario y evitable. Cuando se dice que la historia llegó a su fin, lo que se quiere decir es que no hay un sistema mejor ni más completo que la democracia liberal por lo tanto es el final de la evolución política y social. En otras palabras, no es posible un sistema mejor para las sociedades.

¿Cuánto durará la falsa esperanza del Herbalife en Colombia? Nadie lo sabe. En Cuba lleva un poco más de sesenta años, la mayoría de esos años con un pueblo que no quiere más Herbalife pero que está subyugado y por tanto no puede hacer nada.

Sin duda se llegó al Herbalife porque hay una gran parte de votantes que se sienten desahuciados y sin esperanzas. En el mapa electoral reciente vemos que hay una periferia que no ha participado de las pocas oportunidades que ofrece el país sobre todo en el Centro. La llegada de Petro al poder es el síntoma de un sistema, de una sociedad en profunda crisis.

Entendiendo que estamos en una profunda crisis, no censuro para nada que un pueblo decida apostarle a un Petro. No se le puede exigir a una sociedad inmadura que tenga el discernimiento de una adulta. Los que somos conscientes del fin de la historia, anticipamos que eventualmente el efecto placebo pasará, que la falsa esperanza dará lugar a la frustración y al desconcierto y que la aventura Petro tendrá un costo de oportunidad en desarrollo y oportunidades para todos pero sobre todo para los más pobres. Por doloroso que sea el camino para llegar a la madurez y convertirse en una democracia liberal plena, hay que persistir en ese camino.

A Winston Churchill se le atribuye la frase “never let a good crisis go to waste”, o sea, nunca deben desperdiciarse las oportunidades que ofrecen las crisis, o las grandes crisis deben ser vistas como grandes oportunidades. Es así como la victoria de Petro y el contexto de crisis en el que se ha dado son una gran oportunidad para la oposición. Cuando la falsa esperanza que representa Petro termine como es previsible terminará, la oposición debe estar en condiciones de ofrecerle al pueblo colombiano una alternativa seria de desarrollo y bienestar.

La crisis actual involucra a actores tradicionales de la política colombiana, lo cual explica en gran parte por qué han aceptado gustosamente ser parte del nuevo gobierno. Lo importante es entender que se necesita una nueva oposición que no provenga de los actores tradicionales y que resista las tentaciones que crean la sequía de poder. Una oposición fuera de los esquemas tradicionales de izquierda y derecha, con gente muy capaz y suficientemente madura para no hacer oposición a ultranza sino una oposición razonada. Quien sepa oponerse será la verdadera opción de poder cuando fracase el petrismo. Hacerle el juego a Petro es irse a pique con él.