Inclusión social sin discriminación

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



La inclusión social debe concebirse como una estrategia de fortalecimiento en la participación interactiva dentro del diálogo social, para explorar la posibilidad de reflexión hacia la generación de un ambiente de concertación dentro de la civilidad y sin discriminación con el propósito de adoptar una sana convivencia. Es la legalidad estricta de una serie de actos y operaciones que conducen a un fin equilibrado proyectado y ejecutado dentro de la cabalidad.

En sí, es poner en práctica principios, bien estructurados que permitan eliminar la confrontación en todos los sentidos, regida por factores de incertidumbre, autoritarismo y ambición desmesurada; es decir, es símbolo de tenacidad, trabajo y honradez que crece al margen de la tolerancia, poniendo freno a la violación integral, sistemática y continuada. Este procedimiento involucra enfrentar la actitud desafiante e insensata propia del rigor de los excesos, lo correcto y viable aquí, es liberar, despejar el camino hacia una nueva fase de lucha, con un mensaje que apunte en la dirección que conlleve a construir una soñada sociedad, fundamentada en acuerdos y principios que puedan potenciar el bienestar general.

En virtud a éste propósito se requiere profundizar en avances que viabilicen y movilicen la posibilidad de dar vida a la periferia y lo marginal arrastrados por el espíritu de la perturbación; el objetivo de éste reto es incentivar la búsqueda de la excelencia, innovación y coherencia crítica, adicional a un esfuerzo descomunal, siendo un cambio de actitudes, sacrificios y compromisos, mediante los cuales se pueda sin lugar a dudas, desarraigar la feroz batalla doméstica, propia de una pesadilla llena de confusiones y atrocidades del pasado.

El artículo 95 de nuestra Carta Magna, enaltece a todos los miembros de la comunidad nacional, quienes estamos en el deber de engrandecerla y dignificarla, defendiendo y difundiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia pacífica; participando en la vida política, cívica y comunitaria del país; propendiendo al logro y mantenimiento de una paz verdadera no formal , no importa el rol que desempeñemos; también, colaborando para el buen funcionamiento de la administración de justicia.

Antagónicamente para enfrentar estos desafíos, es necesario adoptar medidas que permitan el surgimiento de un valor agregado en aras de preservar la función social y así tener una real convivencia, con alcances ciertos y contundentes, mediante una decisión consciente y de principios para generar espacios de encuentros e interacción que requerimos con urgencia y que necesitamos diseñar e implementar con prontitud, tras la finalidad de motivar y orientar al conglomerado.

Debemos desatarnos de ese marasmo social que nos mantiene atornillados en el letargo del simple conformismo; por tal motivo, urge ya movilizar soportes sicológicos para que despertemos y así promover cambios que desarrollen el futuro del país mediante la puesta en marcha de una estrategia de aplicación efectiva que implique valores y motivaciones, principio fundamental de la ética y la coherencia.

En éste contexto crítico de opinión se vislumbra como enfoque estratégico para el esclarecimiento de diversos planteamientos con la posibilidad de articularse con un estímulo de gran trascendencia bajo un proceso claro y en tiempo real, que tienda a promover una visión de desarrollo y se proyecte como una iniciativa de vanguardia hacia un pluralismo adecuado y democrático; en síntesis este referente plantea una serie de modificaciones de forma y contenido al espíritu democrático, tolerante, que debemos poseer; además, crítico y capaz de afrontar los retos de la sociedad colombiana.