Insólito homenaje al Mono Jojoy

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


El pasado miércoles el Mono Jojoy cumplió once años de haberle dado de baja. La actitud del ejército se hizo plausible en el territorio nacional y no hubo país que no mostrara su satisfacción por la hazaña lograda por nuestras fuerzas militares.

Es insólito que un hombre que no hizo sino crear la evolución del delito en Colombia, que invadía y asaltaba poblaciones, predios, haciendas, carretera o vías públicas, causando muertes, incendios o daños en los bienes contra la seguridad colectiva, o mediante amenaza de apoderarse de semovientes, valores o de cualquier cosa mueble ajena y obligó a sus propietarios, poseedores o administradores a entregarlos o establecer contribuciones con el pretexto de garantizar, respetar o defender la vida o los derechos de las personas.

No es dable que una Senadora se encargue de hacerle homenaje a un hombre que tradicionalmente se dedicó a alterar el orden público, no ha realizado otra cosa diferente a llevar a Colombia a tan deplorable situación de abatimiento, un hombre que por más de una vez holló las leyes, un hombre que sólo se dedicó ver al país postrado y aniquilado. Con suprema razón el gran homenaje generó reacciones en contra por tratarse de una figura que cometió diferentes crímenes por de tres décadas, además su legado dejó marcada la más bárbara de cuantas revoluciones han azotado nación alguna del continente americano, humeantes todavía las charcas de sangre y cuando blanquean insepulto en los suelos de Colombia los huesos de cien mil compatriotas, cuando no se han secado las lágrimas de tantos hogares sumidos en la orfandad y aún el orden público se encuentra hondamente perturbado, se le brinde homenaje a un ser diabólico que no ha hecho sino engendrar trastorno al país.

El mismo exjefe negociador del gobierno con las Farc, Humberto de la Calle, se mostró estupefacto. “Terrible afirmación de la Senadora Sandra Ramírez. En vez de pedir perdón por el secuestro sale con esta aterradora afirmación. La vida no es una camita y un cambuche. Es como si la libertad y la dignidad no importaran. La obligación de cumplir el Acuerdo es de todos. Debe retractarse”, sostuvo.

Víctor Julio Sánchez Rojas, alias Jorge Briseño más conocido como el Mono Jojoy, fue quien por décadas sembró el terror en los llanos orientales, fue el creador de la pesca milagrosa, tuvo bajo cadena y cercados a Senadores, diputados, candidatas presidenciales, candidatas a vicepresidencia de la República, reclutó innumerables niños y los enseñó a ejecutar tremendas barbaries, bajo la impotencia de sus secuestrado le causaba tortura física y moral, su enclaustramiento ilegal y arbitrario, la ignorancia del secuestrado respecto a las de las personas que lo secuestran o el sitio donde se le tiene cautivo, crea en el sujeto pasivo un estado de angustia o desesperación que surge de la confusión mental de la incertidumbre y del terror, que reduce el normal racionamiento y el ejercicio de las facultades mentales. Lo anterior determina que se le obligue a actuar contra su voluntad y que acepte condiciones para la obtención de su libertad más allá de la expresión libre de su conciencia.

Muchas veces se le vio al Mono Jojoy visitando a sus víctimas, encerradas tras alambres de púas y cadena en el cuello, sin embargo, la Senadora Sandra Ramírez, se atrevió a rendir homenaje a un verdugo como si éste fuese un apóstol. La senadora Ramírez en vez de brindar homenaje lo que debe es acudir a un exorcista para sacarle el demonio que aún conserva por dentro.