Santa Marta, entre el populismo y la indolencia

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


La capacidad de engaño de nuestros gobernantes ha resultado muy fructífera para sus intereses políticos, pero de un alto costo para el desarrollo y bienestar de los samarios. De los parquecitos y obras de poco impacto no han pasado, mientras la ciudad, literalmente se hunde en el fango.
Debido a la caprichosa manera como los gobernantes han dispuesto de los recursos públicos, los samarios viven en medio del péndulo de dos crisis extremas: la sequía y las inundaciones. Si hace un par de meses estos reclamaban porque no disponían del servicio de agua para sus hogares, hoy agonizan por el efecto de las inundaciones que derivan del periodo de lluvias que se atraviesa; una lamentable crónica anunciada año tras año.

Durante la última semana, cuando las lluvias han aumentado su frecuencia y presión, la autoridad de Gestión del Riesgo del Distrito, ha informado acerca de las graves afectaciones que estas han ocasionado en distintas localidades; deslizamientos, pérdidas de enseres y el deterioro de viviendas. Sin embargo, estas afectaciones son producto además, de la combinación de varios problemas derivados del mediocre control urbano que ejerce el Distrito, entre estos, el fenómeno de invasión de cerros, el cual ha propiciado la formación de tugurios en donde la pobreza y marginalidad se multiplican. Irónicamente, es en estos sectores donde con mayor énfasis los políticos han empleado el discurso populista y más promesas han realizado.

Como bien han señalado los expertos, los desastres naturales no existen. Los desastres son el resultado de la acción u omisión humana. En el caso de Santa Marta, los desastres por inundaciones son producto de la deficiente planificación de sus gobernantes, quienes hasta ahora, han sido incapaces de resolver la deficiencia del sistema para la recolección y disposición de aguas lluvias, a pesar de las grandes inversiones que han destinado para estos fines. ¿En dónde están los resultados los famosos colectores y en qué han contribuido para solucionar la problemática de inundaciones?

A los efectos de la incapacidad del alcantarillado pluvial, se suman los impactos de la insuficiente cobertura del alcantarillado sanitario, la cual se mantiene por debajo del promedio nacional. Esto explica el porqué de los permanentes malos olores y rebosamientos de aguas servidas en las calles de distintos zonas, los que además de afectar la salud pública, atentan contra el desarrollo económico de la ciudad. Esto último, se confirma con mayor crudeza para el sector turístico, del cual depende en gran medida la economía local. Como si no fuera suficiente para este sector, el tener que resistir al impacto de la crisis de agua potable.

Frente a estas deficiencias, resulta muy difícil considerar que esta ciudad logre posicionarse como un destino turístico de nivel internacional. Por más que se destinen significativos recursos para su promoción como destino, esto de poco servirá, si al final la experiencia real de los turistas es inferior a las expectativas creadas.

Si bien, en términos generales, la ciudadanía está en mora de reclamar soluciones definitivas para estas problemáticas, uno de los sectores económicos que con mayor rigor ha debido exigirlas a los gobiernos de turno desde hace mucho tiempo, es el turístico, puesto que los servicios públicos, se constituyen en la plataforma básica de que debe disponer el territorio para atraer la inversión directa y estimular el desarrollo competitivo.

La deficiente planificación, le ha generado a Santa Marta, no solo la suma de problemáticas sin solución, sino la agudización de las mismas. En el trasfondo del detrimento de la ciudad, hay un común denominador: el bajo sentido de pertenencia de sus ciudadanos. Ni la deficiente planificación, ni las problemáticas que hoy padece la ciudad, habrían llegado a los actuales niveles de complejidad, si la sociedad en pleno hubiera estado dispuesta a defender sus intereses colectivos del territorio.

Los samarios, como respuesta a su justificado descontento por el desempeño de gobiernos anteriores, abrieron sus puertas al populismo. Como consecuencia, la ciudad no ha obtenido más que la profundización de la pobreza y el retroceso económico de sus sectores. Ante estos resultados, solo la determinación de la ciudadana será capaz de enderezar el camino hacia un modelo de gestión pública participativo y eficiente.


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