¡Feliz cumpleaños Perla de la América!

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La tradición sitúa la fundación de Santa Marta el 29 de julio de 1525 por el sevillano Rodrigo de Bastidas, y con base en esa tradición la Perla de la América, como es conocida Santa Marta, está a cuatro años de celebrar quinientos años de fundada.  Santa Marta es la ciudad continental más antigua de América del Sur.

En estos días aciagos en que hordas de vándalos ignorantes tumban estatuas y reniegan de nuestra historia e intentan desconocerla y reescribirla, yo celebro el encuentro de dos mundos, de dos civilizaciones que se fusionaron dando origen a un mundo nuevo, a un mestizaje delicioso y rico que aún no alcanza su plenitud.  En el caso de América del Sur, Santa Marta fue no solo ese punto de encuentro sino la puerta de lo que vendría.  Celebro con alborozo la vida de don Rodrigo de Bastidas y de la ciudad de Bastidas sin complejos ni remordimientos.  ¡Felicidades Santa Marta por tus 496 años!

De Santa Marta se ha dicho mucho porque su belleza es sobrecogedora, y para la muestra el botón de un atardecer en la bahía de Santa Marta; no hay otro igual en el mundo.  Santa Marta ha inspirado canciones, poemas y ha sido a lo largo de su historia centro de eventos de notoriedad mundial, entre estos la muerte de Bolívar.

Pero quizás el papel más importante y relevante de Santa Marta, y del que nada se dice, fue el rol central como cuna y puerta de la espiritualidad de América del Sur, y por esto mismo pilar de la cultura ibérica que se adoptó por estos lados.  Pensemos que cuando Bastidas llegó por estas tierras, el concepto de nación y la existencia de una identidad nacional eran posibilidades aun lejanas.  La Europa de Bastidas era una tierra de muchos reinos, de muchos reyes y reinas, de nobles y vasallos y de muchas lenguas y dialectos.  El único elemento unificante y universal era el cristianismo, que en ese entonces era la Iglesia Católica.  Sobre el cristianismo se construyó la civilización occidental, y fue en Santa Marta donde se dijo la primera misa  -por supuesto en Latín- por estos lados, la ciudad que tuvo el primer obispo de América del Sur y la primera catedral.  Esto no es asunto de poca monta cuando se entiende el contexto histórico de la fundación de Santa Marta. Valga la pena anotar, que aún estaba a unos siglos de distancia esa idea de país llamada Colombia.

Quizás por toda nuestra historia, los samarios hemos sido apegados a la tradición y a lo tradicional, y por esto no es accidental que junto con Pasto, fuimos las dos únicas ciudades leales a la Corona, royalistas de pura cepa, cuando todas las otras ciudades se habían declarado ya independientes de España en los comienzos del siglo diecinueve.  No deja de ser irónico que Bolívar diera su último suspiro en semejante lecho rodeado de súbditos leales al rey de España más allá de las apariencias.

Tenemos una rica historia, pero a la vez un presente que no nos hace justicia.  Santa Marta es una ciudad amada por propios y extraños, una ciudad de la que es fácil enamorarse y de la que uno no quisiera irse nunca.  El sitio vacacional por excelencia de los colombianos por décadas, y como decimos con nuestro desparpajo caribe: un buen vividero.  Nada de esto es suficiente porque Santa Marta merece más, puede más y podemos más.  Ya casi terminada esta primera infancia de quinientos años, dediquemos los próximos quinientos a construir la ciudad que nos soñamos, esa que demanda nuestro amor, una ciudad a la altura de nuestra historia y que sea no solo un buen vividero sino el mejor vividero del mundo.