Retos de Sergio Díaz Granados en la CAF

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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Sin duda la llegada de Sergio Diaz Granados a la CAF es una excelente noticia para Colombia en un momento internacional tan difícil para nuestro país. La CAF es hoy un banco de desarrollo, mucho más ágil que el BID y con una historia muy positiva hasta esta última administración. Independientemente de lo que haya logrado hacer el expresidente de esta entidad de origen peruano, su paso quedará marcado por el escándalo de abuso laboral de miembros de su equipo que lo llevó a renunciar antes del término de su período.

Sergio Diaz Granados manejó muy bien su campaña y ha quedado una sensación positiva en América Latina que le permitirá tener un amplio espacio para ejecutar su programa. Por ello quienes conocemos a la CAF en sus momentos de intenso desarrollo con Enrique García al frente, nos atrevemos con mucho respeto a hacerle a Sergio unas sugerencias que seguramente él ya las tiene claras.

Lo primero es recuperar la imagen que esta entidad ha tenido y que cambió en los últimos años. Para muchos se percibía especialmente es su primera línea actitudes de burócratas que impidieron la llegada de gente joven, más dinámica y con muchos deseos de recuperar la imagen que se estaba diluyendo. Este debe ser sin duda uno de los retos fáciles de cumplir porque Sergio es una persona con quien se traba sin dificultad, lo que atraerá a muchos que pueden ayudarle en esta tarea.

Un reto muy fácil de plantear y muy difícil de realizar es lograr una mezcla adecuada entre experiencia y tradición de los funcionares y la impostergable renovación generacional. Llevar gente joven es importante como también lograr que no se pierda la historia institucional. Quienes han sido candidatos a posiciones directivas en esa entidad se han enfrentado muchas veces a algunos que no ven con buenos ojos ese tipo de cambios. Mucha suerte en eso Sergio y obviamente es la oportunidad para que lleguen los mejores, pero en sana competencia en donde la diversidad de género, étnica, regional, juegue un papel importante. Nadie mejor que el nuevo presidente para reconocer el valor de esta estrategia.

El cambio de sede, aunque él lo ve con optimismo no es nada fácil porque para Venezuela es una pérdida inmensa y no le debe sonar a música celestial que lo haga un presidente colombiano de la institución. Ojalá no le toque pagar el precio de ese mal manejo que el gobierno Duque ha hecho con nuestro país vecino anunciado que le faltaban horas para que cayera Maduro quien sigue atornillado en el poder. Panamá como nueva sede es una excelente decisión porque allí se están concentrando casi todos los organismos multilaterales regionales como ONU Mujeres entre muchos otros. Pero por favor, no se debe subestimar el pataleo de Venezuela.  

Las representaciones nacionales deberían ser más activas, más visibles porque en general tienen personas de alto nivel, pero les cuesta lograr la presencia que deberían tener. Muchos de los apoyos a iniciativas nacionales terminan negociándose en la sede y esto puede ser muy ineficiente. En los últimos años lograr relaciones con sedes locales no es fácil. Recuperar esos vínculos le ayudarán mucho a la nueva administración, a fortalecer su presencia nacional que no puede limitarse a los miembros de los países en su nivel directivo más alto. 

Pero probablemente el mayor reto que afronta el nuevo presidente es llenar un vacío inmenso que ni el BID en su mejor momento logró con la presencia de Luis Alberto Moreno en la presidencia de esta entidad: apoyar el desarrollo de conocimiento independiente en la región. Es el momento de hacerlo por varias razones. El discurso latinoamericano está vacío porque hablar de cambiar el modelo de desarrollo como afirma permanentemente la CEPAL, exige muchas más precisiones. Y este es más independiente si se hace por fuera de la institución porque esta se limita por la presencia de los gobiernos. Segundo, porque la investigación en América Latina no tiene apoyo ni de los gobiernos, como en el caso colombiano a quien poco le interesa la independencia que la ven como ataque, ni a los organismos internacionales cuyos fondos provienen generalmente de los mismos gobiernos. Obviamente se encuentran entonces estas iniciativas frenadas por los intereses de estos.

Sergio, buen viento y buena mar y cuentas con quienes esperan una CAF, un Banco de Desarrollo, que ayude a esta región tan convulsionada y en medio de semejante crisis.