Pareciera que estas situaciones no se relacionaran, pero, sí; fiestas, contagiados y más comparendos; mientras que menos coleccionistas de comparendos, menor alerta de contagiados; de allí que se requieran vacunodromos para acabar con el embudo que se presenta en la actualidad en la vacunación.
Existe alerta y preocupación en la entrega de vacunas por los diferentes laboratorios con los cuales contrato el Estado colombiano y cuando son distribuidas a los diferentes entes territoriales de acuerdo al plan nacional de vacunación, este proceso se vuelve tortuoso, un cuello de botella para aplicarlas, es ahí, donde deben operar lugares donde puedan esperar cómodamente las personas a vacunar, con jornadas continuas, lo que hemos denominado vacunodromos y no ver el espectáculo que se presentan con adultos mayores, haciendo filas de pie y en la completa intemperie.
Nos alienta, nos sube el ánimo y la esperanza de vida en medio de esta pandemia, el incremento de vacunas que llegan al país y con regocijo recibimos tal noticia; aunque por momentos retrasado, mientras tanto entendemos que estos momentos difíciles pasaran; llegaran oportunidades donde veremos a ese ser humano más sociable y en contacto con su entorno sin limitaciones, como lo hacíamos antes.
Cuando hablamos de vacunodromos, nos referimos a lugares que los gobernantes de los entes territoriales sabrán seleccionar con el fin de aplicar el biológico sin aglomeraciones, ya que estas se deben evitar a toda costa, no alterando ni irritando los ánimos de quienes se irán a vacunar.
El epidemiólogo e infectólogo doctor Carlos Álvarez expresó que: “ El trabajo del personal de salud, científico, de autoridades y de los ciudadanos para enfrentar el covid-19, se ve afectado por la indisciplina de unos pocos”.
Sobre el particular y muy a pesar del elevado número de víctimas que nos ha dejado la pandemia hasta el momento, es de gran importancia destacar que la aplicación de las vacunas especialmente a los adultos mayores en los correspondiente a la segunda dosis, ha reflejado no solo complacencia, esperanza y deseos de seguir viviendo ante la alarmante crisis que nos agobia este virus, enemigo que no ha cesado su letal y mortífera acción en el contexto universal.
Sobre la parte cuantitativa en el número de dosis, seria indispensable que las grandes potencias mundiales pongan firmeza en el acelerador para que la producción de vacunas se incremente; toda vez, que el proceso va lento. Finalmente registramos con tristeza la perdida de tantos amigos, llenos de vida por la demasiada negligencia de parte de los operadores de salud y del estado mismo