Para que la justicia colombiana responda a sus compromisos, debe estar acorde en sus sentencias que emita, no estén amañadas o inclinadas a una de las partes por el solo hecho de preferirle, o algún incentivo, impulso extrajudicial.
Para este proceso de modernización de la justicia, el gobierno nacional ha conseguido inicialmente un préstamo de cien millones de dólares, a través del BID, los cuales permitirán digitalizar los expedientes judiciales existentes en el país; desde aquellos que cursan en juzgados promiscuos, municipales, del circuito, tribunales y las cortes.
Una justicia desbalanceada y además lenta, no tendrá características de una verdadera justicia. Fue Seneca, el pensador romano, que lanzó al panorama jurídico la frase: “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”; más conocida e identificada entre nosotros hoy no solo para los juristas; también, para el mundo: “justicia que tarda no es justicia”.
Traigo al momento, algunas frases que nos ayudarán a interpretar a esta importante dama ciega sorda y muda, tales: “Es difícil hacer justicia a quien nos ha ofendido”: Simón Bolívar. “Los dones que provienen de la justicia son superiores a los que se originan en la caridad”. Khalil Gibran. “Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”: Albert Camus. “La justicia, aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera”: Horacio. En síntesis, enfatizamos que la justicia debe existir y aparecer para todos en el momento oportuno; que sea equitativa, restaurativa, participativa; no siendo así, ni teniendo un parecido, nunca, nunca, será justicia.
Señalamos que la justicia oportuna, especialmente la equitativa y restaurativa produce felicidad social; felicidad que el orden social garantiza. Una verdadera justicia es aquella que deja tranquilidad y satisfacción al conglomerado.
Bienvenida esta digitalización, que inicie cuanto antes; favorecerá directa e indirectamente el manejo para todos los juristas, en sí, administradores de la justicia y litigantes en los referidos procesos judiciales, acabando con esos atestados anaqueles que mantienen expedientes con cientos de folios. Esta es una deuda histórica del Estado con los entes judiciales y claro está con la justicia, que inicia este gobierno, adoptando y adaptando los adelantos tecnológicos; así se codea con otros países.
Celebro la oralidad en los procesos judiciales, brinda celeridad a estos. Recuerdo una visita a los Estados Unidos, asistiendo como abogado a una corte de Nueva York, me impresionó como un juez, solucionaba asuntos en una audiencia, que nuestra justicia tardaría meses y años; en una tarde observé, en la misma corte y el mismo juez tres audiencias, sentenciando los casos considerados.
La modernización del andamiaje de nuestra justicia se esperaba; también, esperamos que ese dinero se invierta en su totalidad; El ámbito del administrador de justicia lo necesitaba, es una herramienta que mejorará el entorno jurídico y el desarrollo de éste con decisiones prontas.