Megabiblioteca: ¿Y los entes de control qué?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


La megabiblioteca, un proyecto presentado ante la opinión pública por el gobierno de turno, como la emblemática obra que “se constituirá en símbolo de la ciudad”, se ha convertido en un triste y célebre monumento a la deficiente planeación y malas prácticas contractuales.
El proyecto, contratado en el año 2014, debía ejecutarse en 8 meses por un costo cercano a $17.000 millones. Contrario a lo dispuesto contractualmente, la Megabiblioteca, tiene más de 6 años de retraso y un sobrecosto de casi el 100%, pues, su costo total, se acerca actualmente a los $30.000 millones.

El caso de la megabiblioteca, no es el único. Son de conocimiento público otros casos de “mega” descalabros, materializados en obras inconclusas y/o entregas de infraestructuras, que no cumplen con lo dispuesto contractual ni funcionalmente. Lo insólito de estos casos, no son solo los incumplimientos y casi obscenos sobrecostos, sino el penoso rol que han desempeñado los entes de control, quienes, a pesar de las tozudas evidencias, todavía no toman acciones frente a los responsables.

De lo anterior, dan cuenta los imperecederos seguimientos, investigaciones, procesos fiscales y penales anunciados, desde el año 2015, cuando comenzaron a denunciarse el rosario de incumplimientos de contratos de obras del Distrito, que hoy integran la deshonrosa lista de “elefantes blancos” del país.

La Contraloría General de la República, en enero/2018, informó acerca del control excepcional realizado por la Contraloría Delegada para el Sector de Infraestructura Física, frente a los contratos de la Megabiblioteca, de los centros de salud, Estadio Sierra Nevada, y contratos relacionados con el Plan Maestro de los Juegos Bolivarianos de Santa Marta, entre otros.

Como resultado de dicha Actuación Especial de Fiscalización, la Contraloría General, manifestó haber evidenciado: debilidad en las funciones de supervisión por parte de la Alcaldía Distrital, pago a los contratistas por cantidades de obra no ejecutadas y de mala calidad. Desde 2019, cuando la Contraloría informó, que como resultado de la Actuación Especial en mención, se constituyeron 17 hallazgos administrativos, los samarios no han conocido nuevos avances de este proceso.

Por otra parte, para el caso específico de la Megabiblioteca, la Contraloría Delegada para la Participación Ciudadana, adelanta un proceso de Control Preventivo, en el marco del cual, la Administración Distrital, se comprometió con dicho ente, y las veedurías ciudadanas, a hacer entrega de la obra, el próximo 15 de febrero. Este compromiso fue nuevamente incumplido por el Gobierno Distrital, viéndose en la obligación de solicitar una nueva prórroga. Más allá de la burla del Gobierno Distrital, llama la atención, que en este caso y a estas alturas, la Contraloría, considere oportuno realizar un Control Preventivo. ¿Qué van a prevenir; los consumados sobrecostos, retrasos o incumplimientos? ¿Acaso, con entregar las obras se subsanan las fallas y detrimentos ocasionados por la deficiente planeación y malas prácticas contractuales?

Frente a la misma obra, se esperan, asimismo, resultados por parte de la Fiscalía General de la Nación. Para esta entidad, ha significado un reto descomunal, tan solo realizar la audiencia de imputación de cargos contra los sindicados como responsables de presuntos delitos de corrupción en dicha contratación. Dos años después, todos los frustrados intentos de realizar la primera audiencia, han dejado expuesto, como desde las mismas entidades, se caricaturiza a la justicia. Mientras este proceso sucumbe en el tiempo, la opinión pública ha conocido de presuntas relaciones contractuales entre familiares del fiscal a cargo de dichas investigaciones y las administraciones investigadas.

Resulta inexplicable, que después de tantos anuncios, ninguna de las acciones emprendidas por los entes de control, haya generado respuestas concretas y categóricas frente a la cuestionable contratación y ejecución de las obras investigadas. Cuesta creer que, los entes responsables de defender lo público, brillen por su inoperancia ante el desangre financiero de una ciudad que padece de tantas necesidades y que dispone de tan pocos recursos. ¿Será que hasta la sal se corrompe?
Ahora bien, como sociedad debemos el rol de los líderes de esta ciudad. ¿Hasta cuándo estos contribuirán con su silencio e indiferencia en la crisis, social, económica e institucional local?