¡El tiempo de la gente es ahora!

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El Magdalena es un departamento rico y con recursos naturales únicos; por esto es difícil entender por qué somos uno de los más atrasados de Colombia. Podríamos ser potencia en muchas áreas, y sin embargo, no hemos podido capitalizar nuestro potencial. Comparativamente hemos retrocedido, y no es temerario afirmar que el liderazgo político que hemos tenido en la última década es el directo responsable.

Intentamos con unos y nos fue regular; intentamos con ellos y nos fue peor. No es que los gobiernos recientes no hayan hecho una que otra cosa buena; simplemente no eran las obras ni el liderazgo que se necesitaban. Sería insensato seguir por este camino, así que un cambio de rumbo es necesario.

El departamento necesita un cambio real y no uno ficticio. Nos corresponde a los magdalenenses generar la alternativa cívico-ciudadana idónea que lidere ese cambio. En el caso de Santa Marta, olvidémonos de la iniciativa para la celebración de los 500 años; esto realmente aportará poco al desarrollo de la ciudad, pero tiene como gran virtud el recordarnos que, a pesar de ser la ciudad más antigua de Colombia, estamos rezagados.

Esta columna es una invitación, y más que una invitación una convocatoria, para que reclamemos y retomemos sin demora y con decisión el control de nuestro destino. Entre todos necesitamos articular y socializar la hoja de ruta que nos permita desarrollar nuestro potencial. Es sano y justificado escepticismo creer que la solución a nuestros problemas no va a venir de la mano de los actores políticos vigentes; la incapacidad de estos de cambiar el rumbo está más que probada. Tuvieron oportunidades y las desperdiciaron.

Hace falta una visión ambiciosa y coherente ejecutada por gente idónea que tenga en mente solo el mejor y mayor interés de la comunidad. Estamos obligados a recuperar el tiempo perdido y para hacerlo debemos comenzar a trabajar desde ya; y si es posible, presentar esa alternativa en las próximas elecciones. Aunque ganar sería ideal, lo realmente importante es comenzar a erradicar la ceguera colectiva e invitar a sumar y construir y a desarrollar un proyecto departamento para los próximos 30 años. El frente político es solo uno de los frentes de trabajo, y demanda formar líderes idóneos. El triunfo de lo programático sobre lo mesiánico.

El proyecto debe ser integral; es decir, que abarque todas las áreas claves que permitan lograr el mayor desarrollo sostenible posible con inclusión social. Con norte claro, trabajando unidos con disciplina, honestidad y mística podemos salir adelante.

Todos los que puedan aportar al proyecto, magdalenenses o no, deben tener las puertas abiertas; se debe invitar a expertos temáticos nacionales e internacionales para que apoyen con su conocimiento y experiencia. Esto debería redundar en credibilidad para el proyecto, y haría mucho más fácil su socialización.

Lo difícil es siempre dar el primer paso, y encontrar la persona que asuma el liderazgo y el compromiso de sacar adelante este proyecto. Ese líder o líderes deben ser personas reconocidas por su amor al Magdalena y con enorme capacidad para tender puentes.

Ojala no me equivoque, pero lo apremiante de la situación me lleva a pensar que lo propuesto aquí merece consideración por parte de los actores cívicos, la academia, los medios y por lo menos una gran parte de las asociaciones gremiales y empresarios. Y aunque doy por descontado que no soy la persona llamada a liderar este proyecto, si estoy disponible para aportar mi granito de arena si alguien pensara que puedo hacerlo. El único interés personal es que el Magdalena despierte y se convierta en tierra de oportunidades para todos sus habitantes. Trabajando todos juntos podemos construir un mejor futuro para todos. ¿Quién se atreve a ponerle el cascabel al gato?