Gobernados por el desgobierno

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


El desgobierno en un territorio tiene diversas maneras de materializarse, todas ellas terminan por afectar la calidad de vida de la población, en especial la de sectores más vulnerables. En Santa Marta, históricamente esto se ha concretado en ineptitud, falta de compromiso y prácticas corruptas en la administración pública.

La ciudad, se encuentra atrapada por la suma de problemas que, en lugar de haber sido propósitos de superación de la gestión pública, se convirtieron en lucrativos negocios particulares. No obstante, los problemas siguen sin solución, estos se convirtieron en banderas políticas de gobernantes para atacar a sus predecesores. Esta es perniciosa habilidad de evadir las responsabilidades que, no es exclusiva de los de antes ni de los de ahora, pues, la historia reciente demuestra que, es propia de quienes están en el poder.

Ha sido el desgobierno, la principal causa del crecimiento desordenado de la ciudad, sometiéndola a los efectos de las fallas crónicas de planeación en la infraestructura de servicios públicos, precariedad de las viviendas, deterioro de la malla vial, informalidad laboral, entre otras.

Este año en particular, es un ejemplo de lo anterior. La población ha padecido desde la crisis del agua hasta derrumbes e inundaciones –en algunos casos de aguas negras- que, han acabado con lo poco que tenía la mayoría. A esto, se suma la crisis sanitaria que, ha agudizado el deterioro económico y calidad de vida de la ciudadanía. Reflejo de esto, el detrimento de los principales indicadores de ciudad: desempleo del 12,2% (agosto-octubre/2020), informalidad entre el 65% y el 70%, pobreza monetaria extrema del 13,5% -la ciudad que en el país tuvo mayor aumento en su incidencia en el 2019-, pobreza monetaria del 44% (aumento en la variación del 3,4 por ciento con respecto al 2018). Es evidente que el gobierno local ha sido incapaz de diseñar y ejecutar de políticas no solo para fomentar la productividad y la competitividad, sino para resolver la multicausalidad de problemáticas sociales.

Uno de los aspectos que agrava los efectos del desgobierno, es la baja participación ciudadana en los procesos de construcción de ciudad. Esto, generalmente obedece a la falta de garantías en los espacios de participación que brindan los gobiernos, o a la incapacidad de la ciudadanía de hacerse notar.

Sin embargo, la participación ciudadana en Santa Marta, ha sido devaluada y reducida en virtud de los intereses del cerrado grupo de la elite del desgobierno: roscas de alfiles políticos y grupos de profesionales foráneos, desconectados de la realidad y características socioeconómicas del territorio. De ahí, que esta ciudad haya dejado de ofrecer oportunidades efectivas para el emprendimiento, soluciones para la desocupación y subocupación, proyectos y programas orientados al mejoramiento de la convivencia ciudadana.

En una sociedad madura y políticamente crítica, estos fallidos resultados de la gestión pública, habrían significado la movilización ciudadana, la presión de los sectores económicos, pero sobretodo, la actuación de los organismos de control y justicia, quienes, deberían haber actuado de acuerdo con la responsabilidad que les asiste frente a las garantías del respeto, uso eficiente y oportuno de los recursos públicos.

Mientras el objetivo de los gobernantes sea la concentración de poder, sus decisiones de ciudad graviten en función de la imagen y la propaganda electoral, y no de las necesidades del territorio y sus comunidades, nada diferente al desgobierno puede esperarse.

No obstante, los costos para el desarrollo de la ciudad, aquí está y aquí se quedará el desgobierno, porque encuentra en la indiferencia de esta sociedad y la perdida de la legitimidad de las instituciones, el combustible necesario para mantenerse en el poder.

Los distintos sectores sociales, políticos y económicos de la ciudad, están en mora de reclamar el liderazgo y el espacio que les corresponde, para encauzar el rumbo de este barco a la deriva. Ante el desgobierno, le corresponde a las organizaciones civiles y gremiales de esta ciudad, convertirse en agentes del fomento de la articulación y el empoderamiento socioeconómico.