Rapsodia de las enfermedades que han atropellado a la humanidad

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


Históricamente la humanidad ha sido perseguida por infinidades de pandemias que han arrebatado vidas de difícil calcular, como la decana de las mortalidades y de mayor contagio puede ser la viruela, enfermedad supremamente devastadora e infecciosa que causó el declive de la población mundial arrancándole más 300 millones de vida, (seis veces la población colombiana) podíamos decir que su aniquilación fue mayor que lo que pudo hacer causado las Guerras Mundiales.

El sarampión, una enfermedad que ha contabilizado más de 200 millones de almas Y aún frecuenta en los niños, al parecer se puede hablar de su erradicación de los años 80.

gripe española. Este nombre derivó por ser España el primer país en dar a conocer al mundo que una gripe intoxicaba a la humanidad, pues cuando aparece este mortal microbio, el planeta se encontraba en la Primera Guerra Mundial y la libertad de prensa estaba restringida, la información de los medios de comunicación era controlada, debido a que España no fue partícipe de esta guerra, se inquietó por comunicarle al universo que una gripe mortal envenenaba la población mundial, tanto que sus estragos se calcularon en más de diez veces de las muertes que se sacrificó en la guerra.

la peste negra. Como su nombre lo indica, enlutó al mundo sepultándole más de 200 millones de muertes, se creyó que su origen procedía de la pulga, sin embargo, se culpa a las ratas por su enorme expansión. En el siglo XIV esta bacteria trastornó por cuatro años al mundo y fue considerada como castigo divino.

El COVID 19. Hasta ahora ha contabilizado en el mundo cerca de 16.000.000 de infectados y más de 600.000 fallecidos, que al comparar con las tres anteriores no ha alcanzado a llegar ni siquiera a la cuota inicial de los fallecidos, como dice el pescador “apenas a tirado la carnada y aún no ha jalado el pescado”, pues al halarlo vendrá consigo un laberinto de disturbios, una maraña de querellas, una catarata de seres fallecidos que obligará a la ciencia médica a realizar de inmediato una lucha homérica tras la vacuna, pero mientras aquella casi imposible hora llega, que solo en los arrebatos de la fantasía me he atrevido a imaginar, la pandemia le habrán arrancado al planeta un océano de lágrimas.

Nadie sabe cuántos meses o años durará la contienda, lo que sí podemos afirmar con certeza es que cada día que pasa, este virus estrecha más y más el anillo de hierro en torno a la garganta de la humanidad, de manera que si con prontitud no se llega encontrar una vacuna que aplaque este aumento exponencial de nuevas víctimas, desgraciadamente tendremos que acostumbrarnos a ver la muerte colgada delante de nuestros ojos.