Jugaditas y otras mañas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Cuando jugábamos fútbol durante nuestra infancia y adolescencia, las jugaditas eran engaños lícitos para sobrepasar al contrario, tretas para desubicar al arquero o habilidades para recuperar el balón. Más tarde, se transformaron en jugadotas que diferenciaban a los extraordinarios futbolistas de los más normalitos.

Los equipos bien dirigidos pasaron de las jugaditas individuales a las jugadas de conjunto, previamente ensayadas y efectivas, para lograr mejores resultados. Así, contrarrestaban las jugadotas de los más hábiles. Por aquellos tiempos, oíamos también hablar de las jugadas chuecas de algunos personajes, las que terminaban en ventajas indebidas en distintos campos: por ejemplo, para candidatos a cargos de elección popular, políticos o funcionarios del estado. Siempre en detrimento del erario y en contra del ciudadano de a pie, quien termina pagando esas maniobras torcidas. Las jugadas chuecas se transformaron progresivamente en acciones francamente punibles y en colectivos nada encomiables, defendidos por los mismos grupos de poder beneficiarios de las jugaditas y jugadotas, que se enquistaron en el estado de forma inamovible.

La palabreja de marras renace en el ámbito político nacional por la reprochable actuación del saliente presidente del senado, Ernesto Macías. Con los micrófonos abiertos y la mente cerrada, anunció al aire la marrullera violación del derecho a la réplica que tiene la oposición (ley 1909 de 2018) consagrada en la constitución política (artículos 40 y 112). Naturalmente, las protestas no se hicieron esperar, y el caso fue denunciado ante la procuraduría para su revisión. En otra jugadita, fallida también, el presidente Iván Duque intentó banalizar el caso: “No le metamos a eso más misterio. ¿Que qué se dijo en los micrófonos? Tampoco le he gastado a eso mayor importancia”. Vaya vaya: ¿no tiene importancia la violación de la constitución y la ley?

El desmovilizado alias “Jesús Santrich” regresó de la clandestinidad para cobrar un jugoso cheque y perderse del mapa, lo mismo que alias “Iván Márquez” y “el paisa”: remenda jugada colectiva. Jugadota la del gobierno, que protege a un copartidario convicto, extraditado en clandestinidad, protegido de los medios y de paradero desconocido, al igual que los mencionados exguerrilleros. Soberbia jugada la de Duque y Carrasquilla con su reforma tributaria que trajo más problemas a la economía familiar pero benefició sin contraprestación alguna a los grandes empresarios: el desempleo se disparó, la balanza comercial es incrementalmente deficitaria, el peso cada vez más devaluado; la aceptación del presidente sigue en barrena. No se preocupen; para “cuadrar caja”, el gobierno prepara otra reforma tributaria. Nos toca seguir asumiendo los $50 billones que saquean anualmente del erario.

Jugadota también la que recientemente perpetraron para salvar las finanzas de un pobre viejecito sin nadita qué comer, Luis Carlos Sarmiento Angulo. Desde sus tiempos de senador, Iván Duque propició la liquidación del contrato para la construcción de la Ruta del Sol en vez de la caducidad, con el fin de devolver atenciones ahora como presidente. El Grupo Aval le financió el 66% de la campaña presidencial; y 1,2 billones sin derecho a demanda es una insolente jugada y bonita contraprestación. El VAR parece estar del lado del infractor.

En la política, como en el fútbol, se pasó de la habilidosa individualidad a la eficiencia colectiva. Ahora, del lado de los colectivos, está el público, azuzado por los grandes medios, propiedad de los poderosos. Las noticias importantes, las que comprometen al colectivo de las grandes jugadas, jamás aparece: Si lo hacen, llegan maquilladas, edulcoradas, cercenadas y acomodadas a sus intereses. Nosotros, los de a pie, no contamos excepto para elegir del catálogo de candidatos prefabricados.

No siempre las cosas les funcionan a los habilidosos jugadores. A los Estados Unidos, Duque y al presidente interino Juan Guaidó les falló el “cerco diplomático” para sacar en horas contadas a Nicolás Maduro. Incólume y ahora protegido por China y Rusia, sigue tan campante como Johnnie Walker, lamentablemente. Los efectos de esas jugadas se manifiestan en la incontenible migración de venezolanos a Colombia, a sufrir peor que en su país.

De jugadita en jugadita, nos van dando severa bailada y nos están metiendo una goleada épica, difícil de remontar. Foncolpuertos, Reficar, Hidrotiuango, Odebrecht, etc. Colombia parece ser el país que menos se defiende, al parecer con el beneplácito de la afición, y regocijo de los medios cómplices.