Hace 50 años

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El 20 de julio de 1969 es el más asombroso hito histórico de la humanidad. La misión Apolo XI cumplía con el sueño de John F Kennedy: poner un ser humano en la luna antes de terminar la década de los 60. Cuando Neil Armstrong pisó la superficie lunar, Estados Unidos daba otro golpe de autoridad y de supremacía mundial, similar al pavoroso genocidio nuclear de Hiroshima y Nagasaki, con 80.000 y 40.000 muertos inmediatamente el día del bombardeo; además, 130.000 heridos y numerosos fallecimientos posteriores al ataque nuclear, el único registrado hasta ahora. Innecesario porque Japón estudiaba su rendición.
Con ello, los Estados Unidos enviaban un claro mensaje a su adversario, la Unión Soviética, y era el enorme poderío que enfrentarían en caso de una confrontación militar con los norteamericanos.

El final de la Segunda Guerra implicó la migración de científicos alemanes para cada potencia, quienes aportarían los conocimientos suficientes para iniciar la carrera espacial en los Estados Unidos y Unión Soviética. Las bombas nazi V2 eran los embriones de las posteriores naves espaciales. Los soviéticos respondieron al desafío de la bomba atómica con el Sputnik 1, primer satélite enviado al espacio, en octubre de 1957; tomaban la delantera en la carrera espacial.

Laika, una perra callejera, fue elegida entre varios caninos especialmente entrenados para hacer el primer vuelo al espacio con un animal como tripulante. La perrita fallece 2 horas después del lanzamiento de la nave pero la investigación continuó, dando como resultado el vuelo alrededor de la órbita terrestre de Yuri Gagarin en el Vostok 1 -12 de abril de 1961- y después de Valentina Tereshkova en el Vostok 6 -16 de junio de 1963-, primer hombre y mujer respectivamente en realizar semejante hazaña. Se cuenta que ambas potencias realizaron varios intentos fallidos con varias especies animales y humanos, vuelos que mostraban enormes problemas a resolver.

La misión Apolo 8, iniciada el 21 de diciembre de 1968 y finalizada 6 días después, fue la más importante antes del Apolo 11. Era la segunda misión tripulada y la primera en salir de la órbita terrestre, ver la tierra completa, llegar a la Luna, orbitarla, ver su lado oculto y regresar a la Tierra sin problemas. Fue el tercer vuelo del cohete Saturn V, el mismo que enviaría a los cosmonautas del Apolo 11 al primer alunizaje. También, fue el primer vuelo desde Cabo Cañaveral, hoy Kennedy Space Center.

El 16 de julio de 1969, en medio de muchas expectativas, salió la misión Apolo 11. Cuatro días después, el 20 de julio, Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins llegaron a su destino; Collins sigue en órbita muy cercana a la superficie lunar esperando el regreso de sus compañeros que bajaron en el módulo lunar a cumplir la proeza. Trece horas después inician su regreso a la Tierra. Fue el más importante evento mediático de entonces: 600 millones de personas en todo el planeta siguieron el fantástico vuelo a la Luna. Desde la perspectiva de los tiempos, resulta aún más portentoso. Un computador casero actual tiene mayor precisión, opciones, potencia, capacidad, velocidad y memoria que aquellos aparatos, sofisticados para su época.

Muchos experimentos, innovaciones y desarrollos surgieron a partir del Apolo 11. Un reflector dejado en el Mar de la Tranquilidad, como se llama el cráter del alunizaje, permitió comprobar una vez más la teoría de la relatividad, calcular la distancia real entre la Luna y la Tierra, el movimiento lunar y el alejamiento del satélite natural de nuestro planeta. Se determinó con gran precisión la gravedad terrestre; se pudo entender la composición del viento solar. Otros aportes más mundanos fueron de tecnología espacial llevada a la vida civil, a lo mundano. Por ejemplo, la diálisis, la ropa refrigerada, aparatos de entrenamiento, diseño de zapatos, materiales aislantes, filtros de agua, comida liofilizada y preservación de alimentos y muchos más.

Por aquellos tiempos de la Guerra Fría y las confrontaciones que se desarrollaban en varios países, las mentes abiertas pedían paz. Los líderes mundiales enviaban a sus jóvenes a los campos de batallas, y estos rechazaban la guerra. El Apolo 11 dejó en nuestro satélite una placa que, paradójicamente, dice: “Vinimos en paz a nombre de toda la humanidad”. Una humanidad enfrascada en guerras desde cuando se estrenó como especie.


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