Las águilas negras contra los flamencos rosados

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


Uribia se ha caracterizado por mostrar simpatía a nivel nacional, es esta una de las razones por la cual se conoce como la capital indígena de Colombia.

Pero de un tiempo a esta parte se ha mostrado como escenario de violentas beligerancias que tienen al pueblo sometido en tan deplorable situación de abatimiento.

Desde hace unos días circula un panfleto impreso en letras de monde, pero con redacción delictiva, en cuyo texto manifiesta una estrecha coalición con la Policía Nacional, La Sijin y el pleno respaldo de la comunidad.

En su pobre literatura hacen saber al pueblo que declaran objetivo militar a más de treinta ciudadanos de la región. Para demostrar la seriedad con que va dirigida su amenaza, en su contexto revelan una lista con los alias de cada amenazado.

Debido que manifestaban alianza con la autoridad policial, se le hizo caso omiso a sus pretensiones, pero la organización criminal para hacer valer sus ínfulas criminales, osaron por dar inicio a sus amenazas asesinando de cruel manera a dos de lo que hacían parte de la lista, lo  que ha logrado que el resto de los amenazados con sus nombres y alias, hayan volado del pueblo como palomas espantadas por perro, lógicamente porque ante el poderío de las águilas negras, los flamencos rosados emprende vuelo de inmediato.

Estos fatales asesinatos, hasta ahora no solo han quedado impunes, si no que han puesto a sus autores en las más apetecibles condiciones.

Espectáculo vergonzoso no puede menos que entristecer y consternar a un pueblo dócil y humilde como lo es la población uribiera. Nadie puede calcular ahora cuánto puede durar esta contienda; lo que sí puede afirmarse con absoluta certeza es que cada día la situación se hace más alarmante y cada día notamos que sin remedio se nos estrecha más y más el nudo en torno a nuestra garganta. Si la existencia es hoy angustiosa ¿cuál habrá de ser el porvenir, si ya es tan duro el presente, de esta apartada comarca?

Sí, en verdad esta organización criminal desea engendrar orden en la población como lo manifiestan en el texto de su comunicado, nos corre un poco de aire fresco porque tenemos fe profunda en que todas estas anomalías habrá de remediarse para el bien común, porque el pueblo necesita de la tranquilidad, necesita de la paz con inaplazable urgencia.

En nuestra sociedad existen los “palabreros” quienes son indígenas poseedores de paz y su palabra en la comunidad se asemeja a una plegaria a Dios y mientras ellos hablan, Dios los escucha y sacudirá su mano poderosa sobre los cuatro ángulos de la Guajira, para que el país vea de inmediato aquella cosecha, que todos esperamos de verdad y de justicia.

Si se acude a los palabreros, ellos habrán de ser seguramente factor valiosísimo para el encuentro de la paz. Si en grupo insurgente no obedece a sus palabras, entonces es prueba de que no son amantes del orden, si no impulsores del terrorismo.