El inmenso valor del dialogo en familia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Atónito y sorprendido observé y escuché a un niño a quien otros infantes, lanzaban palabras soeces y de grueso calibre; cuando me acerqué a él – le llamaré Luis - inmediatamente me dijo: oiga señor, esos pelaos hablan con vulgaridad, eso es malo, yo no hago eso. 

La actuación de ese infante, me llamó poderosamente la atención, lo abordé y le pregunté ¿Por qué crees que eres diferente? No titubeo; me respondió de inmediato: Mi mamá y mi papá me han dicho siempre, que puedo ser pobre, pero decente, que la vulgaridad y las palabras no apropiadas le quitan a uno valor y personalidad; ese pronunciamiento del menor me impresionó aún más.

La moraleja anterior nos conlleva a pensar en el inmenso valor que tiene el dialogo en familia; entendiéndose este, como un motor transformador de la conducta humana; es que precisamente dialogar e interactuar entre padres e hijos es la forma más sencilla de conocer el entorno familiar, saber los gustos e inclinaciones, detectar y solucionar problemas a tiempo y desde luego saber con qué tipo de amistades tratan.  En el relato podemos observar que Luis se siente diferente a los demás niño; no es grosero y los otros si y luego reafirma que esa actuación se la inculcaron sus padres. Quiero decir que la prevención y consejos oportunos de los progenitores si da frutos y de qué manera; el dialogo es un bálsamo, una especie de elixir, que sirve de soporte a la reflexión para que el niño tenga la capacidad de discernir entre el bien y el mal.

Desafortunadamente hoy, los niños y jóvenes de cualquier estrato social no respetan; son hiperactivos, osados; actúan impulsados por la modernidad; todo lo quieren ya; pero aun así, el dialogo con los padres, el núcleo familiar en general y consejeros sociales, permiten movilizar resortes psicológicos, crear expectativas e involucrar a estos entorno a un proceso de despertar, que tarde o temprano, le permitirá caminar por un sendero apropiado, producto de un consejo.  Con fundamento en esta referenciación, ponderamos el concepto de profesionales del ramo, que recomiendan los colegios mixtos, toda vez que permiten el actuar de los dos géneros.  La fuerza interactiva de estos a corta edad, debe crear respeto, compromiso y acatamiento de roles; un ejemplo, el mundo académico que ofertan las u universidades, hecho para los dos géneros.

Este proceso de enseñanza y aprendizaje del cual en esta columna, hemos hecho un verdadero laboratorio, es indispensable para que los padres asuman un reto de mayor compromiso; el desafío es sentarse a dialogar con sus hijos, todos los días, hablar de temas cotidianos aunque parezcan sutiles; cuando el dialogo es eficiente, coherente y objetivo, cotidianamente se hará más recíproco; de tal manera que será difícil que en un hogar resulte un hijo descarriado.

Jamás, los padres deben rendirse ante la negativa de los hijos que se rehúsan a dialogar; por el contrario, diseñar estrategias que permitan fortalecer y enriquecer el entusiasmo entre niños y jóvenes por dialogar con sus padres; estos deben ingeniarse nuevas formas de dialogo, hacer más atractiva la charla y sobre todo productiva.