Grandes inventos - II

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



En general, los mejores inventos tienen variadas aplicaciones. Por ejemplo, la rueda. De enorme versatilidad, modificó sustancialmente la historia.
Se desconoce su origen, pero es probable que inicialmente, unos 8000 años AC, no se haya usado para el transporte sino para alzar cargas, permitiendo el crecimiento de las ciudades más rápida y eficazmente. También, para elevar agua y producir energía. Hacia 3000 AC, en la antigua Mesopotamia, se aplicó para la creación de carros de transporte. Fue y sigue siendo el principal elemento de transporte terrestre: inicialmente, carruajes de carga, luego carros de combate en la antigua Sumeria, Egipto y Roma.

En un principio, la fuerza motriz provenía del mismo ser humano, posteriormente de los animales y, muchos años después, de los motores a vapor, de combustibles y eléctricos. El acople entre la rueda, el eje y el motor condujo a la Revolución Industrial. Surgirían los trenes y, con el caucho vulcanizado, automóviles, camiones, autobuses, etc. Sirvió también para el desarrollo de barcos movidos por ruedas a palas y para la generación de energía. Sus usos han sido infinitos; la vida cotidiana ya no es posible sin ella. Se utiliza en los autos, bicicletas y motos, maquinarias variadas que van de relojes a centrales hidroeléctricas, tornos, aviones y miles de aparatos y dispositivos.

El descubrimiento del cobre permite la elaboración de utensilios. Las aleaciones con estaño llevan al bronce que revoluciona la vida de aquellas primeras comunidades: los arados ya no son de palos, y la milicia fabrica dagas, espadas, escudos, corazas y cascos. Eran culturas militares, prácticamente. Y este metal permite pasar del clan a la monarquía. Con el posterior advenimiento del hierro, se fabrican cuchillos, tijeras, cinceles, armas variadas y elementos que facilitan la vida.

Nuevamente, la Mesopotamia es protagonista: se desarrolla la escritura representativa, siguen Egipto y el valle del Indo con sus jeroglíficos, Asia aporta los ideogramas. Se logra transmitir el conocimiento de la forma oral a la escrita, y las comunidades pueden contabilizar y cobrar impuestos. Lo más importante, ya se reflejan la fonología y la sintaxis en la escritura. Ahora aparece el alfabeto primigenio que se junta con los pergaminos, sustitutos del papiro egipcio, y el conocimiento se puede guardar organizadamente. Las guerras llevan a la captura de enemigos y su esclavización.

Para trasmitir las órdenes a personas que hablan lenguas distintas, los egipcios simplifican sus jeroglíficos y se utiliza con regularidad un nuevo alfabeto, mucho más comprensible. La Piedra Roseta, que reposa en el British Museum, es prueba fehaciente de la solución a esos obstáculos idiomáticos. Los alfabetos griego y romano, hoy fundamento de las lenguas occidentales, se basaron en la escritura fenicia. Se inicia entonces la Edad Antigua y con ella las grandes civilizaciones.

Mientras tanto, sin contacto con Europa, en la antigua China elaboraban papel, se desarrolló la imprenta, la porcelana, la pólvora, la brújula, se fabricaba la seda con bobinas a pedal, descubrieron y cultivaron el té, extrajeron sal de pozos profundos, y usaron gas y petróleo para sus cocinas y lámparas. Los guerreros de terracota exhibían armas reales; sus ballestas tenían cerrojos metálicos similares a los fusiles modernos. Inventaron el cañón, una ametralladora de flechas, estribos de metal para cabalgar con firmeza y atacar al enemigo simultáneamente.

Para la agricultura fabricaron arados metálicos livianos, sembradoras, trilladoras y cosechadoras. Emplearon ruedas a palas para aprovechar la energía hidráulica, idearon los naipes, el timón, la rueca, la acupuntura, la pirotecnia, laca, pintura fosforescente, la carretilla, el paraguas, las cerraduras con llaves, cepillos de dientes, al acupuntura, cepillo de dientes y muchos otros aparatos y utensilios.

Muy desarrollada estaba la China cuando Marco Polo arribó por aquellos lares, si bien en épocas anteriores ya romanos y chinos habían hecho contacto. Las historias del veneciano fascinaron a sus paisanos, que poco después se aventuraron a conocer aquellas lejanas tierras, incluyendo Indonesia, Indochina y Japón.

El consecuente intercambio cultural entre Europa y China creó un comercio intenso entre ambas culturas, aportando cada cual lo suyo. Los europeos llevaron gafas, botones, relojes mecánicos y dispositivos de navegación. Por su estratégica ubicación, Venecia floreció como una de las más importantes y hermosas ciudades de occidente. Y ese intercambio comercial y cultural abriría espacios a nuevas invenciones que más tarde llegarían a millones de personas. La imaginación humana es inagotable.