Unionmania

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Tal cual la palabra o fusión no aparece en el diccionario; sin embargo, un sentimiento, pleno entusiasmo se vive en las últimas semanas no solo en Santa Marta, sino en el departamento del Magdalena. Aquí trataremos de descifrar ese término, aunque ya algunos lectores, encuentran relación.

Sin lugar a equívocos la fiebre colectiva que propicia la pasión por el equipo orgullo del departamento, el Unión Magdalena, se configura en un hecho de gran trascendencia; teniendo en cuenta muchos factores, entre ellos, el escenario en el que se viene dando el desarrollo competitivo que prácticamente lo tiene ya enmarcado dentro de un sueño o ideal que por trece años se venía tejiendo; otras circunstancias de gran interés lo significa el regocijo, entusiasmo, alegría; para muchos puede traducirse en una contribución al esfuerzo realizado en un galardón, en una recompensa; en fin para todos los fanáticos  y fieles seguidores del futbol samario, es lo mejor que ha podido suceder.

Es maravilloso observar un enjambre de emocionados aficionados, alegres y entusiastas; irrigados por cualquier lugar de Santa Marta y el departamento, que exteriorizan su alegre e inalterable energía positiva: La Unionmania, un símbolo expresivo de satisfacción, victoria, que cada día debemos fortalecer y que a futuro permite consagrarnos o conduzca a una segunda estrella, tal como ocurrió en 1968. El “Ciclón” es de Santa Marta, el Magdalena y la Costa Caribe; su actual desenvolvimiento inyecta ánimo, vigor y vida a sus seguidores, manteniendo hoy en expectativa a todos¸ esperamos no decaiga; por el contrario que siga por ese sendero victorioso, cosechando éxitos para mantener la categoría, porque sin duda, afición si tiene.

Bajo estas circunstancias se hace indispensable que el onceno bananero tenga un estadio apropiado en materia de infraestructura para poder cumplir las exigencias de estas lides. Como se puede observar, el futbol es pasión, une, desestreza, fortalece el entusiasmo; de tal manera que ello debe conllevarnos a apoyar, a brindar toda, toda nuestra capacidad de respaldo al onceno samario; es justo y merecido. Si se le apoyó en la categoría B, con mucha más justificación y razón, hacerlo ahora que está en la A.

Este entusiasmo nos debe proyectar hacia el cumplimiento de un deseo colectivo, reprimido, consistente en el diseño y estructuración de otros escenarios deportivos, no solo en el área urbana; también, debe mirarse el área rural, en aras de ofertar a la niñez y jóvenes herramientas adecuadas para el sano esparcimiento la cultura del deporte; de esta manera le quitaremos un grueso y significativo potencial a los narcotraficantes que se las ingenian para atrapar incautos y convertir ciertos lugares en verdaderos antros. Los aficionados además de perseverar en su apoyo al onceno Magdalenense, deben entender que ese interés sea mesurado, sin revanchismos, ni propicio a la violencia en los estadios.  Una cosa es la diversión deportiva, otra la violencia deportiva. El futbol no debe generar violencia.

Volviendo a la Uniónmania, ésta se ha convertido en fortaleza emocional y de qué manera; potenciando los lazos de amistad y robusteciendo así el entusiasmo colectivo de samarios, magdalenenses y costeños; quienes soplan como un ciclón, impregnados de vitalidad, orgullo y ansias por corresponder a un equipo que se ha reivindicado y del cual se espera siga avante, triunfante y victorioso.