Contaminación Provocada y Prorrogada

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Haciendo un diagnóstico acertado de la problemática que afronta Santa Marta en materia de servicios públicos, tendremos que afirmar sin lugar a equívocos que el retroceso le ha ganado al desarrollo. No pretendo en esta columna hacer un debate acalorado y lleno de violencia retórica, sino más bien la exposición motivada de una realidad concreta que se dilata y que a todos afecta; más aún cuando la ciudad ostenta el privilegio de ser Distrito Turístico, Cultural e Histórico; este fenómeno de insalubridad que hoy registra la ciudad en materia de saneamiento básico ambiental, está protegido desde hace muchos años por silencios cómplices y mentes limitadas a proyectos de inversión en grande que requiere la ciudad. Urge evaluar con seriedad, sensatez y buena voluntad lo que está sucediendo.


En otras palabras, el problema de los servicios públicos en Santa Marta requiere de un comienzo definitivo, esencial elemento este de orden social que nos enseña que antes de pavimentar las calles se debe instalar el alcantarillado; situación precaria que provoca el rebosamiento de aguas residuales por las calles del Distrito, generando contaminación ambiental. El mundo al revés en infraestructura, lo vemos todos, unos pocos insisten que todo está funcionando bien. Se dice, que no se debe enterrar la imagen por alcantarillado que no es visible, pavimentar es una imagen visible; la imagen de los políticos se refleja en las obras visibles.

Santa Marta en materia de desarrollo urbano necesita el triunfo con prudencia para que sus avances y logros sirvan de testimonio en este momento de coyuntura histórica. Los ciudadanos de bien no podemos permitir que la dinámica del desarrollo fracase por los administradores de turno; la ciudad no puede seguir fragmentada y llena de radicalismos. Es perentorio y necesario que el Ejecutivo Distrital, Concejo, Entes de Fiscalización y Control actúen en conjunto en defensa por los intereses de la ciudad; no para traslapar, sino para salvar el futuro del Distrito. Se necesita desvanecer la incertidumbre, pero evidentemente no han sido recepcionadas las expresas, notorias y precisas inconformidades; pues los samarios están con justa causa impacientes.

Ahora en lo que concurre al precario servicio de agua y alcantarillado luego de la salida de Metroagua, finalmente fue considerada un triunfo que causó alivio de quienes veían con angustia como esa empresa se enriquecía sin invertir y no respondía a las exigencias de la ciudad que crece día a día. Hoy los samarios hastiados de la misma dinámica de la nueva empresa, ven fenecer este alivio y expresan el remedio fue peor que la enfermedad; la ven como recaudadora, ya que su contrato con la administración será de un año y que no mejorará las redes, ya que al parecer no hará inversión.

En otras palabras, se sale de una empresa ineficiente para caer en las expectativas de otra. Este es el interrogante que se deja.

Se necesita una decisión correcta para la fortaleza institucional de esta nueva empresa y no un debate mediado por intereses políticos. Se debe focalizar la insatisfacción generalizada de la gente ante el nuevo caos que se presenta que no se ha podido controlar para entregar una solución radical no cortoplacista, sino a futuro.

Debemos eliminar los discursos típicos que secuestran el debate, dejar de atizar los odios por falta de acuerdos en torno a implementación de planes, proyectos e iniciativas que construyen una ruta viable hacia el progreso y que cimienten connotaciones simbólicas poderosas para el futuro de la ciudad.