Buen humor colombiano

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Colombia es fuente permanente de humor: dispone de un variado repertorio de buenos, malos y de los otros chistes. La tragicomedia alivia del drama cotidiano; Jaime Garzón nos habría divertido con sus notas televisivas, bien en Quack el Noticero, o con un rechazo contundente por parte de Godofredo Cínico Caspa. De no ser por la fatalidad en el que cabalgan esos ridículos personajes y contextos, la situación se antoja kafkiana en grado sumo.


Maluma fue condecorado por el gobernador Luis Pérez con la mayor distinción del departamento: el escudo de Antioquia, categoría Oro, como “artista que ha hecho mucho por la música y ha dejado en alto el nombre del departamento en diferentes lugares del mundo”; además comparó su trabajo con el de Débora Arango. ¡Bravo!: todo un monumento a la ignorancia en arte y cultura. Maluma produce poesía urbana, según Pérez. Vaya, otro Nobel en ciernes, como Bob Dylan. Para ratificarlo, el reguetonero se despachó con “Cuatro babys”. No hace mucho, la Asamblea de Antioquia pretendía homenajear al exprocurador Alejandro Ordóñez como “hijo adoptivo” de ese departamento: el personaje, ungido con un “collar de arepas” en cualquier restaurante medellinense (previa reculada de ovejo de la Asamblea), dijo que se identifica con los valores de la antioqueñidad original, heredera de los valores hispánicos. ¿Dónde está la gracia en esa frase?

Popeye, el nuevo referente moral colombiano, lideró la marcha convocada por el uribismo “contra la corrupción” (sí, los uribistas); los convocados rechazaron la presencia de Daniel Samper Ospina y Vladdo, quienes protestaban contra la otra corrupción, y casi fueron linchados por los marchantes. El presidente Santos, quien recientemente recibió el Premio Nobel de la Paz, aprueba el bombardeo estadounidense en Siria, que causó un centenar de muertos. ¿No se supone que debe intentar evitar derramamientos de sangre y buscar la reconciliación antes que la guerra? Gustavo Petro trinan en las redes sociales contra el chavismo, esa tiranía tropical disfrazada de democracia, que defendió a capa y espada en los momentos de más dura confrontación entre Uribe y Chávez.

Recientemente, surgió una propuesta para aumentar el número de congresistas en medio del mayor y creciente desprestigio de nuestros parlamentarios en toda la historia nacional. Vaya: ¿era un mal chiste o en verdad aumentarán el número de legisladores? Los jueces colombianos imponen penas irrisorias a los mayores ladrones de cuello blanco que haya conocido Colombia, los de Interbolsa, pero a un ladronzuelo por hambre le descargan toda la contundencia legal posible con encarcelamiento interminable. En Bogotá, el alcalde insiste en su caduco modelo de buses articulados, solución importante y válida en su momento; además, en un metro elevado tan costoso o más que el subterráneo, sin tener aún los estudios técnicos, desechando otro costoso estudio de factibilidad. Cada salida en falso del burgomaestre capitalino dispara el número de firmas para su revocatoria. Intentando repetir la cultura ciudadana de Mockus, en una campaña pedagógica suelta a la calle unos amenazantes conos humanos, que recuerdan al tenebroso Ku Klux Klan; las teas dibujaría el cuadro a la perfección.

Los extranjeros también aportan: la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol clasificó al Atlético Nacional como el mejor equipo de 2106.

Me imagino a Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, Paul Pogba o Robben rogando para que les abran cupo en el cuadro verdolaga, y muy preocupados al Barcelona, al Real Madrid o al Bayern Munich ¿En qué hemos fallado?, se preguntarán. No es extraño nos creemos el país más feliz del planeta o tenemos a los dos mejores policías del mundo, aun cuando nadie supo de dónde salió tal categorización, como tampoco la del segundo mejor himno nacional, y cosas por el estilo. Nos echamos los cuentos y nos los creemos.

Apostilla: Mocoa, víctima de la irresponsabilidad folclórica colombiana. Entre la tala indiscriminada, cultivos ilícitos, fumigación insensata con químicos devastadores, siembras ilegales, minería de toda clase, etc, más la imprevisión e indolencia de las autoridades se reparten culpabilidades. El único pedazo ileso fue un barrio, El Carmen, protegido por bosque nativo conservado por la comunidad. Y todavía dicen que la minería, legal e ilegal, es responsable y no afecta al ecosistema. Otro de esos crueles chistes con el que los codiciosos creen que engañan a la gente. Todavía hay pendejos que lo consideran chistoso.