Tareas escolares: ¿Sí o no?

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



“En la escuela falta una asignatura: mi tiempo libre”, dice la campaña emprendida por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa).
Esta organización busca que este mes de noviembre todos los escolares españoles usen su tiempo libre en actividades recreativas y no en las agobiantes tareas. Es un hecho que la ingente carga académica en casa les roba tiempo precioso a los alumnos y padres de familia –quienes resultan castigados por la colosal obligación-, impidiendo el normal desarrollo personal, familiar y social de la mayoría de los estudiantes, restándoles oportunidades para la debida socialización, y quitándoles parte de su infancia y adolescencia.

Desde 1956, Francia prohibió los deberes escolares (ya no se cumple esa reglamentación, pero es fuerte la presión para aplicarlo nuevamente); Bélgica, desde 2011, estableció el tiempo a dedicarles a las tareas: entre 20 y 30 minutos diarios en la primaria. California prohibió las tareas en primaria. Finlandia sólo les deja a sus alumnos de primaria entre 10 y 20 minutos al día para las tareas en casas. En Chile se debate intensamente el asunto, mientras que en España e Inglaterra han surgido movimientos antitareas escolares.

El chileno Jaime Retamal afirma que el exceso de tareas, además de generar desigualdad social (los niños menos favorecidos tienen menos oportunidades de hacer bien sus deberes en casa), es una intromisión del estado en los hogares. Dice que la ley antitareas les permitirá a las familias usar mejor su tiempo libre. Y, no se trata de omitir los deberes, sino prescindir de aquellos que les impide a los niños ser niños, leer un libro o compartir con su familia: las consideran contraproducentes. Estos criterios son similares a los que expresa José Luis Pazos, presidente de la Ceapa, quien considera necesario un profundo cambio del modelo educativo vigente. Propone que el tiempo libre se use en actividades familiares como visitar museos, charlar temas de actualidad, practicar deportes, conocer nuevos lugares en cada ciudad, hablar de derechos y obligaciones, visitar familiares, cocinar juntos, etc.: lo que normalmente debería hacer toda familia un fin de semana. ¿Cómo reparten el tiempo los padres de familias numerosas haciendo los deberes que les corresponden a los hijos? ¿Es justo que los chicos se acuesten tarde para madrugar al día siguiente? Estas son preguntas que muchos padres se hacen. Agréguele ahora cuestiones como los cursos extracurriculares o los castigos con más tareas: francamente, antipedagógicos y causantes de malos resultados, además de generar odio hacia las escuelas y profesores, provocar deserción escolar o, simplemente, obligar a luchar la vida luego de un bachillerato, o causar mala escogencia de profesión con posterior abandono para dedicarse el egresado a otros menesteres. Bien complicado el asunto.

Desde luego, las reacciones de cuerpos docentes y centros educativos no se han hecho esperar; según ellos, quienes se oponen a las tareas en casa cuestionan la labor del profesorado, afectan la libertad de cátedra y el principio de autonomía pedagógica de los centros educativos, socavan la autoridad del docente, atentan contra la convivencia escolar y contra el rendimiento académico del alumno”. La Asociación Nacional de Profesorado Estatal (Anpe) de España considera que entre los beneficios de las tareas está el de afianzar lo aprendido en el aula, inculcar el hábito del estudio, fomentar el esfuerzo personal y aprender a planificar el trabajo. Además, plantea un debate acerca del tema de las tareas escolares, en busca de una conciliación entre la vida laboral y familiar.

Tan espinoso asunto sólo puede resolverse con la sana moderación: es formativo hacer tareas escolares, pero es contraproducente restar demasiado tiempo a los alumnos para vivir la vida. Además, se debe implementar gradualmente: inculcar disciplina con pocos minutos en los primeros años para incrementar progresivamente, sin llegar a ocupar todo el tiempo disponible del alumno. Finalmente, la escuela debe fomentar la socialización y los componentes lúdicos con los deberes escolares. La formación actual debe estimular más las competencias personales, el trabajo en equipo y la adecuada socialización de los alumnos, dejando atrás el adiestramiento en serie del siglo XIX para enfocarse en la educación del siglo XXI. Hagámoslo sin temores.

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