Apoteósica despedida a ‘Jaricho’

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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Como si fuese un libreto hace tres meses, en un evento público que tuvo lugar como epicentro la biblioteca del barrio Pescaíto de Santa Marta,
en presencia de líderes comunales de la localidad 2 e invitada la gobernadora del Magdalena, Rosa Cotes De Zúñiga, allí textualmente el profesor ‘Jaricho’ expreso: acuérdese gobernadora que juntos bailamos al ritmo de champeta en mi negocio, el Paysandú; me alegra su presencia aquí y es probablemente la última vez que escuchen a Jaricho; ella lo alentó manifestando: hay mucho ‘Jaricho’ para rato, no digas eso. Cuando lo veíamos con muy buena salud, lamentablemente ‘Jaricho’ nos dijo adiós, plácidamente mientras dormía se da su deceso. Es de recordar que él había sido intervenido quirúrgicamente el año pasado, operación considerada como un éxito, tanto que le decían sus amigos que había quedado como nuevo.

Carlos Valderrama Puche con su invaluable rol de múltiples facetas lo ejerció como futbolista en el unión magdalena, docente de Matemáticas y de Educación física en varios colegios de la ciudad, entre ellos el Liceo Celedón, finalmente pensionado del magisterio y dedicado al comercio en el mundo del espectáculo: su estadero Paysandú que tanto amó y apasionado lo hizo pintar con los colores de la bandera de Colombia, situado en su querido Pescaíto, barrio de donde nunca salió.

Lo que sí es innegable es que nos deja un legado de tolerancia, pasión y un historial anecdótico que quedará condensado en el registro histórico del colectivo samario, el cual lo recordará como un buen bacán, auténtico, espontaneo y original.

Fue toda la ciudad convertida en una comarca a despedirlo de este mundo, al padre, abuelo, tío, al amigo, al pachanguero, al mamador de gallo. Piso Alto se hizo famoso y las otras esquinas son testigos fehacientes y palpables de miles de anécdotas que ‘Jaricho’ pronunció. Los lugares referidos se convirtieron en escenarios de las improvisadas tertulias que él disertaba a sus múltiples seguidores. La casa de él era una auténtica romería donde se daban cita muchas personas, recibiendo de él una sonrisa y respaldo, luego de sacar apuntes.

De una de sus anécdotas, tenía un chiste para cada ocasión que lo aplicaba en el momento justo y apropiado.

Esperando que llegara el féretro, frente al cementerio del corregimiento de Bonda, tuve la oportunidad de dialogar con algunos familiares, uno fue su cuñado Francisco Balcázar, casado con Amparo Valderrama, quien manifestó que ‘Jaricho’ fue jugador del Unión Magdalena en 1963, realizaba varias funciones o posiciones: medio campista, defensa central y lateral; en esa época se jugaba: 4, 3, 3 en el campo. También nos encontramos allí con el profesor Rafael Bermúdez, quien fue más allá y manifestó recordando ese grato momento de ser pajecito; pues llevó los anillos de matrimonio de ‘Jaricho’ y Juana que se casaron en la Parroquia San Francisco. Sus hijos fueron 10; ‘Jaricho’ y Juana parquearon 6; 3 hombres y 3 mujeres. Los 3 varones los conocimos como futbolistas profesionales: Alan, Roland y Carlos “el Pibe”, el 10, cerebro de la selección Colombia que muchas alegrías le dio al país.

Jaricho en vida deseó ser sepultado al lado de sus progenitores, y sus familiares le respetaron su voluntad, cumpliéndole; ‘Jaricho’ falleció a los 81 años en su tierra que lo vio nacer, el 23 de agosto y sepultado dos días después.

Bajo un sol ardiente y sofocante, pero con el calor de su gente que en gran número lo acompañó a su última morada, partió de este mundo ‘Jaricho’.