El sida, un flagelo que amenaza

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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



El eco de un escándalo que produce escalofrío y terror, cumple un accidentado tránsito en ciudades como Barranquilla, Cartagena y Santa Marta; nos referimos al sida, cuya aparición preocupa a los diferentes estamentos de la sociedad bajo la sombrilla de un supuesto contagio.
El campanazo alerta y de qué manera; factor que obliga a conocernos, reconocernos y sobre todo, a valorarnos; esto dentro de una cronología de confrontaciones que se ha vuelto mediática en las áreas fronterizas del país: Maicao, La Guajira y Cúcuta, Norte de Santander; lo que hace presumir que el virus procede del país vecino: Venezuela. Bajo estas circunstancias las autoridades de la salud se han pronunciado; Barranquilla, Sabanalarga, Soledad y Malambo en el departamento del Atlántico; pero si allá llueve en otras zonas de la costa Atlántica no escampa. Registro con preocupación las inquietudes que me presentan algunos ciudadanos samarios que a diario se dan cita en las tardes en parques y sitios de esparcimiento, donde es evidente la presencia de mujeres venezolanas ofreciéndose como trabajadoras sexuales, voluptuosas; por cierto muy seductoras y atractivas. Se ubican con frecuencia frente al edificio Banco de la República, Parque de Bolívar; exhiben imágenes tentadoras; las tarifas me han comentado oscilan entre 30 y 50 mil pesos por un rato.

Estos hechos que son un auténtico retrato de la realidad, expresan la degradación en la que se encuentra nuestra sociedad; el Parque pierde su razón de ser para convertirse en un mercado sexual y las autoridades ¿qué? Hasta el momento no se manifiestan, son ciegos, sordos y mudos. Algunos ciudadanos sugieren que se le cambie de nombre al parque; no estoy de acuerdo, no merece ni siquiera aquí mencionarlo. Por ello es imperativo diseñar e implementar un observatorio de trabajo sexual y buscar soluciones al caso. He notado que las campañas al respecto que serían una alerta temprana brillan por su ausencia.

Necesitamos proceder con coraje y coherencia, articular una ruta de atención y prevención en salud que se oriente en la dirección correcta. Este azote del sida y su continua propagación no son simple pinchazos de agujas o trasmisiones de sangre infectada, aquí lo que se presenta es puro abuso de sexualidad. Esta advertencia tiene un propósito de gran validez y un punto de partida acertado; para evitar su propagación en otros territorios y aquí es menester encarar el problema con franqueza y realismo; ocultarlo no es sano, hablarlo y denunciarlo es necesario. El sida nos debe preocupar a todos, ya que es una manifestación convincente que desestabiliza a cualquier sistema de salud por su elevado costo en el tratamiento y no como dicen algunos que son maquinaciones burdas; por el contrario el sida es un problema alarmante que puede conducir a la muerte, cuyo contagio se puede dar con facilidad. Tenga cuidado que el sida sí da.

Unidos, comunidad, Estado y medios de comunicación debemos dirigir una agenda interinstitucional que apague las llamas de este terrible mal. Llevemos a la práctica iniciativas que promuevan campañas de prevención en todos los niveles del comportamiento social, especialmente a los docentes y padres de familia para que sean líderes en valores sobre el fortalecimiento de la conciencia.

Marchar a conciencia hacia la consolidación y el perfeccionamiento de la cohesión social debe ser un compromiso nuestro siempre; una visión que potencie desarrollo, donde la normatividad y el cumplimiento debe ser lo primero: la protección.

El problema del sida merece ser reflexionado a través de un aprendizaje colectivo impulsado por un activismo social.