Razones para no escribir

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Tulio Ramos Mancilla

Tulio Ramos Mancilla

Columna: Toma de Posiciones

e-mail: tramosmancilla@hotmail.com

Twitter: @TulioRamosM



Estoy metido de cabeza en un interesante librito, mitad ficción, mitad ensayo, intitulado "Bartleby y compañía", del español Enrique Vila-Matas. Digo que estoy metido de cabeza en esa lectura para aclarar que escribo esto imbuido por la idea general de la obra aludida, que no me desagrada para nada, por lo novedosa: la literatura del No.

Pero no voy a hacer aquí ningún resumen, o incluso una crítica, del libro, lo que sería muy fatuo; no, me preocupa más ocuparme del comentario de la teoría de la no escritura como respuesta evasiva a esa pulsión charlatana y exhibicionista que tienen los que escriben (así, sin complemento directo, para el intransitivo y petulante -como los que lo conjugan en la primera persona del singular- verbo escribir).

Y es que el libro, del que he dicho que es interesante, es realmente aburrido. Sin embargo, el interés que me despierta descansa precisamente en eso: qué sentido tiene gastarles tinta a palabras que buscan explicar hasta la exhaustiva reiteración una idea más bien simple, es decir, el hecho de que muchos escritores, debido a las razones más rebuscadas, falsas, sensatas o inteligentes, han decidido, después de haber escrito varios libros, uno solo, o ninguno, no seguir escribiendo, o no hacerlo durante largos períodos de tiempo, o ni siquiera intentarlo por primera vez.

Yo creo que Vila-Matas pudo apoyarse en su propio descubrimiento y así no escribir ese texto de doscientas dieciocho páginas para de esa forma demostrar la validez de su hipótesis, como dicen los científicos. Me parece que perdió la gran oportunidad de lograr por sí mismo lo que otros ya han hecho, sin haber obtenido mucha comprensión ni estímulo por ello, o sea, el silencio, el vacío, la muerte inducida.

¿Qué hacer para poder quedarse callado cuando se cree estar obligado a escribir? ¿De dónde salen las convicciones que inducen a los escritores del No a no escribir? ¿Por qué es más importante no escribir que escribir? ¿Es posible decir algo no diciendo nada? ¿Por qué estoy escribiendo sobre no escribir cuando debería estar callado no escribiendo?

Pues mis razones para no escribir, como si se tratara de añadirle un numeral al libro que no debió ser escrito por el escritor español, ampliando su concepto de la no escritura, no son muy claras; de hecho, casi no las veo.

¿Tendré verdaderas razones para no escribir después de todo, o simplemente seré otro farsante que dice que no quiere escribir queriendo hacerlo pero no sabiendo cómo, cuándo, dónde, para qué, para quién o por qué? Soy otro farsante, entonces.

Acabo de darme cuenta de que no tengo razones para no escribir, a tal punto de que me percibo como un sonriente proxeneta, corruptor de los espacios malditos que los acobardados silentes exhalan para masturbarse, muertos de miedo de escribir cosas como ésta, ilegibles aunque precisas.

No tengo razones para no escribir, claro, por eso escribo, porque es el primer impulso de todo hombre: decirse a sí mismo lo que pasa, lo pasado, a través del papel, y ya, que ese papel por casualidad lo lea el que después quiera hacerlo, eso…, eso es otra cosa. A quién podrá importarle.