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Escrito por:

Tulio Ramos Mancilla

Tulio Ramos Mancilla

Columna: Toma de Posiciones

e-mail: tramosmancilla@hotmail.com

Twitter: @TulioRamosM



La factura viene por las nubes, ya que el kilovatio subió de nuevo; cuando tal no llega (cuando ellos dicen que llegó, pero seguramente es mentira), toca ir a hacer una fila interminable en sus atestadas instalaciones para poder obtener un duplicado y pagarla.

Una vez hecho el pago, hay que arrodillarse ante Dios padre para que la luz no se vaya intempestivamente, y así no se dañen los electrodomésticos, o no se electrocute alguien con los esperables vaivenes del voltaje.

Si el recibo no vino por las nubes ahora, ¡tranquilo!, tal vez arribe después con un increíble cobro estratosférico, y entonces todo sea peor, pues de pagar decenas de miles de pesos, fácilmente podemos pasar a los millones; esto, sin usar nuevos aparatos, sin haber incrementado el consumo, o aun ahorrando.

En el noticiero veo a un caballero de acento español que declara, muy serio, que su negocio es difícil, de lo que podría entenderse leal pobre que eso de andar instalando redes eléctricas en la costa colombiana es tarea quijotesca, Sancho, por la que tal vez deberíamos estar más agradecidos.

A este mismo señor habría que preguntarle por qué cada "revisión técnica", o como le llamen a su truculento procedimiento, termina inexorablemente en el hallazgo de un presunto fraude por parte del cliente.

Es decir: ¿por qué esa costumbrita de su Empresa de Servicios Públicos de acusar automática e indirectamente al consumidor de la comisión de un delito (defraudación de fluidos), con o sin fundamento (lo cual parece ser indiferente a estos efectos)?

Si mal no recuerdo, sin embargo, casi todas esas "decisiones empresariales" acusatorias en las que esta particular E.S.P. es juez y parte suelen caerse una vez han sido apenas atacadas jurídicamente con los recursos de la ahora llamada actuación administrativa, y esto pasa así merced a la inevitable desestimación de unas presuntas pruebas de cargo que difícilmente demuestran nada de nada. Esto, claro, si usted no deja de defenderse.

En otras palabras: se suele criminalizar a los revisados técnicamente sin reales probanzas, hecho independiente que en sí mismo sí configuraría una conducta punible: calumnia. Hablando de justiciabilidad.

Con cifras en la mano, el representante conservador de Córdoba David Barguil ha denunciado que Electricaribe (porque de Electricaribe hablo, ¿de qué si no?) ha recibido ya cerca de un billón de pesos por parte del Estado colombiano (El Espectador, 9 de octubre de 2014) para poder funcionar como lo hace (si "funcionar" es la palabra).

Así, se ha puesto de presente una realidad por mucho tiempo soslayada: estamos, en el Caribe, energéticamente hablando, en las peores manos posibles: ¿dónde está toda esa plata, que no ha sido recaudada y contribuida para que unos extranjeros se enriquezcan?: ¿es posible que la billonaria suma no les alcance para cubrir lo necesario, y que, encima, nos toque a los en-red-ados seguir sosteniendo a una multinacional que no cumple? ¿Es esta una situación siquiera legal? Ciertamente es, al menos, insostenible.



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