Decálogo para salvar a Colombia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Una nación no es civilizada porque tenga edificios modernos o tecnología avanzada. La civilización es, en esencia, el debido comportamiento de una sociedad en función de sus individuos y del colectivo mismo, sus instituciones, su organización y su funcionamiento. La civilidad se refiere a la conducta correcta del ciudadano. Cuando estas dos cualidades están presentes, podemos hablar de sociedades civilizadas.

Baltasar Gracián, Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro ("el hombre es malo por naturaleza") parecen haber presentido a la Colombia de hoy: el comportamiento agresivo y autodestructivo del colombiano promedio les da la razón. Vivimos en un país enfermo de odio y violencia, en donde se exalta al avivato, se premia al trasgresor y se castiga el buen comportamiento social. Ejemplos sobran.

En la concepción clásica, las sociedades pasan del salvajismo a la barbarie y luego a la civilización. Un país que soporta una guerra interna de más de cincuenta años (la más prolongada de los tiempos modernos), con más de 300 000 muertos y 6 000 000 de víctimas, está lejos de ser civilizada y más parece de las épocas de la barbarie, crueldad emanada de la ignorancia, la estupidez, la superstición y los miedos inculcados; en una palabra, de la falta de educación.

Y precisamente, ese es el punto clave: la ignorancia de las gentes es aprovechada por líderes que generan temores y odio por el contrario, satanizándolo a los ojos de sus seguidores mientras se presentan como salvadores supremos. Los sine qua non de la reivindicación social, caudillos vacíos de sectas ciegas que promueven confrontaciones ideológicas y violentas al tiempo que muchachos sin convicciones reales ni futuro distinto a la muerte en combate, caen a diario defendiendo ideologías incomprensibles de gentes que no conocen ni les importan.

Es tiempo de detener el horror que por igual causan todos los bandos en conflicto. Colombia está desperdiciando lo mismo a sus jóvenes que a sus recursos, desaprovechando la singularidad de sus excepcionales riquezas naturales que inexorablemente desaparecen mediante bombas, glifosato, talas, siembras ilícitas y demás acciones depredadoras. Basta ya.
Para sacar a Colombia de la barbarie se requieren acciones de fondo: la sociedad entera debe liderarlas, no los politiqueros que nos gobiernan. Son muchas, claro está, pero algunas son prioritarias, de choque, radicales y esenciales. He escogido diez:

1) Detención inmediata del conflicto interno. La guerra, además de acabar con el futuro de Colombia y sus finanzas, desperdicia la oportunidad de unir esfuerzos en la misma dirección y mirar hacia un futuro próspero para todos, en donde prime el respeto y la tolerancia.

2) Ejercicio imparcial y efectivo de la autoridad. Hay que acabar con la complicidad con el delito, la indolencia y el abuso hacia los desprotegidos, y terminar el circo mediático que exige la presencia de delincuencia para mostrar resultados, en ocasiones ficticios.
3) Aplicación objetiva de la justicia. Es menester poner fin a los abusos judiciales con los de ruana y la connivencia con los poderosos.

4) Sanción social. Los trasgresores de la ley temen el rechazo de la sociedad tanto o más que a la justicia.

5) Legislación adecuada. El equilibrio entre penas y castigo es necesidad urgente en el actual contexto social.

6) Educación, educación, educación. Más que las necesarias cobertura y calidad, los contenidos son fundamentales. Educación por competencias, enfatizando en aquellas necesarias para la vida y para convivir en sociedad. La ética y la filosofía producen las bases fundamentales para la civilización.

7) Cultura ciudadana. La adecuada convivencia de los individuos de un colectivo social parte del respeto por las instituciones, las normas, el entorno y los semejantes.

8) Lucha anticorrupción. Debe ser frontal, implacable y sin tregua. El saqueo al erario y el favorecimiento entre compadres para tomar ventajas es inaceptable, y acaba con las esperanzas de la sociedad.

9) Respeto por los derechos. Llámense humanos, ciudadanos, civiles, etc, la base de la civilidad radica en entender, respetar y tolerar a quienes nos rodean.

10) Respeto por el medio ambiente. El agua y los alimentos son el futuro del mundo. Las energías renovables deben ser prioridad de los gobiernos.
Hay muchas otras, claro está. Cada quien tendrá su propia lista. Pero adelantar estas acciones, ¿Es mucho pedir?