Invasión de andén, un problema que resta espacio público

Múltiples negocios en esta zona de la ciudad invaden el espacio que debe corresponderle al ciudadano que transita a pie por el sector, tampoco pueden caminar dos personas juntas y la mayoría de veces se ven obligadas a transitar por la vía, teniendo en cuenta que no hay suficiente andén para que todas puedan usarlo y corren el riesgo de ser arrollados por un vehículo.

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Los inmuebles y almacenes del sector comercial que están sobre la avenida del Ferrocarril poco a poco se están tomando el espacio para el peatón y se desconoce un plan para la regulación de esta situación.

Redacción EL INFORMADOR
Fotos: Edgar Fuentes.
Los inmuebles que no dejan espacio para el peatón y las viviendas que extienden sus predios son comunes en Santa Marta, como un ejemplo es la avenida del Ferrocarril, donde los peatones no pueden caminar porque no hay espacio.

 A las imprudencias por parte de los propietarios de estos negocios, también se suma la de conductores de vehículos particulares y pesados, quienes toman los andenes como parqueaderos.

Múltiples negocios en esta zona de la ciudad invaden el espacio que debe corresponderle al ciudadano que transita a pie por el sector, sobre todo los almacenes y talleres de motos que sacan estos vehículos y obstruyen su paso.

 Ese panorama ha sido común en las orillas de las calles de la capital magdalenense y se convierte en un problema que resta espacio público.

Tampoco pueden caminar dos personas juntas. No hay espacio. La plataforma de cemento que está a disposición para el peatón es tan estrecha, que solo un ciudadano puede caminarlo y la mayoría de veces se ven obligadas a transitar por la vía, teniendo en cuenta que no hay suficiente andén para que todas puedan usarlo. Con ellas, circulan decenas de carros y buses, a gran velocidad, situación pone en riesgo la vida de cualquiera de ellos.

 Un tramo de la vía más importante de la ciudad, dejó de ser hace muchos años un sector residencial para convertirse en una de las zonas de mayor crecimiento comercial en la parte urbana.

Ese panorama ha sido común en las orillas de las calles de la capital magdalenense y se convierte en un problema que resta espacio público, e incluso, aporta a la inseguridad, según coinciden los habitantes.

“Se supone que el andén está hecho para que uno camine, pero nos toca bajarnos e ir por la calle”, critica Laura Meriño, estudiante universitaria.
Todo predio debería contar con el respectivo andén peatonal, ubicado entre la línea de bordillo de una vía y la línea de propiedad o paramento dentro de cada polígono de manzana.
Tampoco debe haber elementos construidos que sobresalgan de la superficie tales como peldaños, escalones y rampas. Además, la franja de uso peatonal tendrá que contar con una “superficie continua” y garantizar la movilidad de personas en condición de discapacidad.

 Todo predio deberá contar con el respectivo andén peatonal, ubicado entre la línea de bordillo de una vía y la línea de propiedad o paramento dentro de cada polígono de manzana.

Además de las imprudencias por parte de los propietarios de estos negocios, también está la imprudencia de conductores de vehículos particulares y pesados, quienes toman los andenes como parqueaderos, obstruyendo nuevamente el paso que les corresponde a los peatones.



El mal de nunca acabar.

Esta situación se repite a lo largo y ancho de la ciudad. En las dos pasadas administraciones y bajo el lema "Andenes para la gente", se angostaron las avenidas para genersr espacios más amplios para el peatón.

Infortunadamente quedó demostrado que la falta de cultura ciudadana y de control y sanciones por parte de las autoridades competentes, han ocasioando que los espacios que otrora pertenecieron a las vías ahora son exhibidores de mercancías , talleres y parqueaderos de motocicletas.





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