Un mes exacto después del descenso del 'Ciclón Bananero', la junta directiva aún no ha proporcionado ninguna respuesta sobre el futuro del club
El Unión Magdalena, una vez más, descendió a la segunda división del fútbol colombiano después de caer ante Bucaramanga por 2-1 en su propio estadio. Esta derrota significó más que la pérdida de un partido; representó el golpe final para las esperanzas de los hinchas, que veían cómo el equipo se hundía aún más en la clasificación desde la campaña anterior.
El panorama sigue turbio y lleno de incertidumbre para el equipo bananero. La falta de acción y pronunciamientos contundentes por parte de la directiva ha sumido al club en un estado de desconcierto, exacerbado por la sombra de un futuro incierto.
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Por otra parte, el ex Director Técnico, Harold Rivera, dejó entrever su preocupación por el destino del equipo, lanzando una indirecta a la directiva al señalar que su permanencia dependía de la existencia de un proyecto serio y bien estructurado. "Si hay un proyecto serio, me quedo", declaró en su última rueda de prensa, evidenciando las tensiones internas y la falta de claridad en cuanto al rumbo que tomará la institución.
En consecuencia, el cuerpo técnico fue destituido de sus cargos. Sin embargo, la falta de garantías evidenciada por la presunta designación de Carlos Silva, quien ya había fracasado en campañas anteriores, ha sumido al club en un estado de incertidumbre. Esta situación sigue empañando las expectativas de regresar a la primera categoría, dejando entrever un panorama sombrío para el futuro inmediato del equipo.
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Además, la incertidumbre rodea a jugadores clave como Cantillo e Hinojosa, quienes podrían hacer las maletas con destino al clásico rival, Junior de Barranquilla. Rumores sobre posibles transferencias han ganado fuerza, generando ansiedad entre la afición que ve partir a piezas fundamentales del equipo en un momento crucial.
Sin embargo, la falta de comunicados oficiales por parte de la directiva ha sumido a la hinchada en un estado de desazón y abandono. El maltrato sufrido por los seguidores durante la pasada campaña ha dejado heridas profundas, agravadas por la ausencia de disculpas o acciones que puedan reconfortar a una afición fiel que clama por respuestas y soluciones.
Ante este panorama desolador, los seguidores del Unión Magdalena se mantienen en vilo, esperando señales de cambio y decisiones firmes que marquen un nuevo rumbo para un club histórico que se debate entre la incertidumbre y la necesidad imperante de un renacer.