Urssnasur

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Los fallos del pasado son recurrentes, y el hombre, en vez de aprender de ellos, cae repetidamente en la misma estupidez. Aseguran algunos pensadores.

No estamos interesados en conocer de manera inteligente y sabia. Por el contrario, preferimos darnos de bruces contra el suelo antes que dar el brazo a torcer.

Para fundamentar la posición que adopto en este artículo acudo a lo expuesto por Mauricio José Rojas Mullor (Escritor, político e historiador sueco de origen chileno) en su libro "Lenin y el autoritarismo", en el que se refiere a la revolución Bolchevique en los siguientes términos:
"En suma, la Revolución de Octubre nunca existió. Lo que sí hubo fue un golpe de estado contrarrevolucionario, del cual emergió el primer y más acabado régimen totalitario que haya existido".

Y acota de la siguiente forma: "Lo que vino a continuación nada tuvo que ver con la revolución democrático-popular que se venía desarrollando desde febrero, sino que fue su opuesto radical: una contrarrevolución antidemocrática y antipopular destinada a imponer el dominio de una minoría sin escrúpulos sobre la mayoría del pueblo ruso".

Después de leer el texto que precede estas líneas, asumo que es el momento preciso para decir: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. En América del sur no suceden cosas como esas.

Lamento llevarles la contraria, pero los hechos no mienten. La región dirige su imperturbable camino hacia al descalabro.

Latinoamérica, en el momento histórico que vive, se parece cada vez más al esperpento autoritario y tiránico que engendró el régimen marxista-leninista en Europa y parte de Asia, a principios del siglo anterior.

Suramérica no tiende únicamente a ser una copia inservible del modelo soviético a partir de Urssnasur, sino que ahora, aliándose con el terrorismo fanático que promueve el Islam, se involucra aún más con un grupo de dementes que pretende el exterminio del hombre.

Seguramente los contradictores levantarán la voz para decir que no es cierto que el Islam promueva la barbarie terrorista que mantiene en vilo a la comunidad internacional, y por ello, no debería generalizar.

Tienen razón, no debo generalizar. Pero los hechos me inducen a pensar que, al igual que todas las religiones que han existido a lo largo de la historia, el Islam también pretende convertir a golpe de espada, a los infieles del mundo.

Recuerden lo que hicieron con nuestros ancestros los fanáticos religiosos que llegaron de España, Portugal, Inglaterra y el resto de Europa hace quinientos años. ¿Acaso no es lo mismo?

A los líderes de Urssnasur no les basta con la demencia Leninista. Ahora, para complicar las cosas un poco más, por medio de la señora Fernández y Raúl Castro desean además, importar la barbarie que domina el mundo musulmán.

Los hechos indican que los ideales de libertad, justicia e igualdad que alguna vez hicieron eco en la mente y el corazón del hombre latinoamericano, hoy languidecen sin pena ni gloria.

Es como si la América mestiza que alguna vez enfrentó con arrojo a los conquistadores europeos hubiese bajado las manos, cansada de luchar en contra de la opresión, la corrupción y la locura.
Nada será igual para la tierra libre que nos vio crecer.

Porque los gobernantes funestos de las nuevas generaciones decidieron apropiar para su provecho, modelos transgresores de las libertades públicas como los que alguna vez fueron instaurados en el viejo continente, por los mayores asesinos de la historia.

América es una tierra libre y soberana, de la cual se debe erradicar todo modelo político obsoleto, el terrorismo y el fanatismo religioso que tanto mal hace al mundo de los hombres.

Empecemos por Colombia, porque las primeras semillas de la tiranía ya se sienten en ciudades como Bogotá y Santa Marta. Y el autoritarismo acecha a la vuelta de la esquina.



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