Lección de realismo mágico

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



Fueron dieciocho meses de negociaciones al parecer adelantadas bajo el inexpugnable secreto de la confesión. Ni los periodistas de más aguzado olfato lograron percibir lo que se cocía en Canadá bajo los auspicios del gobierno canadiense, de Francisco el Papa y el Secretario de Estado Pietro Parolín.

No quiero ni imaginar lo que habría pasado a la más mínima filtración con Marco Rubio, Robert Meléndez y ciertos activistas del vocinglero exilio cubano disparando desde todos los flancos, y mejor que no haya sido un secreto a voces como cierto proceso cojitranco que se adelanta en La Habana.

Los recientes anuncios de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro tendientes al deshiele de las pésimas relaciones entre Estados Unidos y Cuba son, ante todo, una lección de realismo mágico que debería ser imitado, por ejemplo, por israelitas y palestinos que seguirán derramando sangre inútilmente a causa de no ponerse de acuerdo acerca de los fundamental y lo fundamental es que las dos naciones existen y ambas sufren, son Estados y tienen derecho a territorios donde asentarse en paz.
En el orden práctico el entendimiento en ciernes entre americanos y cubanos tiene el trasfondo de lo humanitario como nota más sobresaliente.

Una cosa es la vida cómoda de los senadores en el Capitolio de Washington y otra las afujías en que se desenvuelve la existencia de los isleños; una cosa es el sistema de derechos y libertades en la democracia americana y otra la negación de los mismos en el sistema cubano; una cosa es la holgura hasta el hartazgo y otra las carencias.

Al no lograrse el derrumbamiento de la dictadura castrista con el bloqueo y el embargo, por largo de cincuenta y tres años, se hacía necesario el cambio de método y no hay nada que contagie más en lo individual y colectivo que el acceso a un mejor sistema de vida, como el que van a proporcionar a los cubanos el incremento de las remesas y el tránsito de personas entre una y otra nación, además de cierta apertura a las inversiones norteamericanas que generarán empleo y riqueza.

Es de presumir que los senadores aludidos y el exilio cubano celebraron con pólvora, fanfarrias, y porristas la caída del Muro de Berlín porque representaba la caída del comunismo, la reunificación de Alemania y de contera el reencuentro de muchísimas familias infamemente separadas por aquella pared.

Darle tiempo al tiempo que en Cuba caerá la dictadura y con ella el sistema de oprobios del comunismo ya decimonónico y la reunión de la estirpe cubana sin ningún género de talanqueras.

Los acuerdos entre Estados Unidos y Cuba y los posteriores protocolos que habrán de implementarlos son como la caída de otro Muro de Berlín. No más balseros, no más acciones intrépidas para sacar a las personas de Cuba, las prisiones se vaciarán de presos políticos, todo es ganancia aparte de lo material que por igual es importante.

Tiro al aire: y además Estados Unidos se quita de encima un cirirí y la monserga antiimperialista del fracasado socialismo del siglo XXI. Jugada maestra a muchas bandas digna de celebrarse.



Más Noticias de esta sección